Metapolítica
Morelia, Michoacán.— “En respeto a las familias y amigos de los que perdieron sus vidas, tendremos luto oficial en el estado. Será un gesto de solidaridad. Y, lamentablemente, también con aquellos que van a perder sus vidas”.
Así lo declaró el pasado miércoles el gobernador de Sao Paulo, João Doria, luego de que su región sobrepasara los 3 mil muertos. Pero lo que más llamó la atención fue la última parte de su comentario: los muertos que vendrán.
Poco a poco Brasil sucumbe a ante pandemia. El Ministerio de Salud de Brasil indica que el país ya suma 125 mil 218 contagios y 8 mil 536 decesos a causa del COVID-19. Muchos especialistas, entre ellos las universidades Johns Hopkins, Estatal de Sao Paulo y de Oxford, lo proyectan como el próximo epicentro mundial del COVID-19, y países fronterizos ya han expresado su preocupación.
Entre las 20 ciudades con la mayor mortalidad e incidencia de casos, 18 se concentran en el Norte y el Nordeste. Destacan los estados de Amazonas, Pernambuco y Pará. Manacapuru, en Amazonas, es la ciudad con mayor mortalidad: 35,9 muertes por cada 100 mil habitantes.
Ante la realidad, países vecinos ya comienzan a sentir al gigante sudamericano como una amenaza.
El pasado martes la presidencia de Uruguay anunció que aumentaría el control de las fronteras cerradas desde marzo. Y la semana pasada el presidente argentino Alberto Fernández, situado al otro extremo político del líder brasileño Jair Bolsonaro, manifestó su preocupación porque “no parece que el gobierno brasileño esté enfrentando el problema con la seriedad que requiere el caso”.
Durante el pasado mes de abril, Jair Bolsonaro estuvo en la mira del mundo por calificar al coronavirus como “un resfriadito miserable” y cuestionar abiertamente todas las medidas que se tomaban en el mundo para frenar el avance de la pandemia.
Con información de O’Globo y La Tercera
