Por Héctor Tapia
Mientras no haya sentencia final, hay probabilidades. Pensemos en escenarios, por muy poco probables que algunos lo consideren, y los eventuales alcances que se tendrían.
En la eventualidad de la nulidad de la elección de gobernador de Michoacán quien quedaría muy mal parado no sería ni Alfredo Ramírez ni Morena, sería el llamado Equipo por Michoacán.
La razón es simple y tiene que ver con el nivel de rechazo que ha acumulado el gobernador Silvano Aureoles Conejo en los últimos meses; fundamentalmente a partir de la jornada electoral, a partir de donde emprendió una campaña sin sentido ni beneficio evidente que es percibida más como una campaña de autoprotección que lo que él asevera.
¿Y qué tiene que ver Silvano Aureoles, titular del ejecutivo estatal, con el proyecto político del Equipo por Michoacán, y de forma más particular, con Carlos Herrera Tello, quien fue su candidato a la gubernatura? ¿Cómo es que le impactaría el rechazo y desaprobación que sufre el todavía mandatario al Equipo por Michoacán?
El proyecto político que representa Silvano Aureoles es entendido que busca su extensión vía el Equipo por Michoacán, que integran el PAN-PRI-PRD; en consecuencia, ante un escenario de nulidad, como decía, aunque poco probable, todavía posible, cualquier abanderado, incluido el propio Herrera Tello, de repetir como abanderado, sufrirá en carne propia todos los yerros cometidos por el todavía gobernador, que no son menores y se siguen acumulando.
Cierto, Aureoles Conejo ya venía en picada en el nivel de aprobación previo a la elección, percepción que pudo mejorar un poco por el tema de la atención a la pandemia, al aprovechar los huecos dejados por la federación de una atención deficiente, pero que no fue suficiente en la primera vuelta.
Entonces, si ya venía mal en percepción, aspecto que tuvo que cargar en hombros el mismo Herrera Tello durante la campaña pasada, ¿qué tendría que cargar el proyecto del Equipo Por Michoacán en la eventualidad de una nulidad? Las respuestas son varias:
1) Haber emprendido una campaña a nivel nacional e internacional para rechazar los resultados electorales del 6 de junio, con un argumento que, cuando menos en Michoacán, pocos le creen y le añaden que tiene un interés más político-personal que otro. El crimen organizado no apareció de la noche a la mañana en el estado. ¿Él fue omiso? ¿Él se coludió? ¿Por qué no lo vio y denunció con la misma fuerza desde el inicio de su gestión?
2) La crisis financiera derivada en una crisis económica que ha frenado los ingresos no sólo del sector magisterial, que si bien se había convertido en una bolita de nieve echada a andar desde hace varias administraciones, la falta de pago no se había extendido tanto como al cierre del gobierno estatal actual.
3) La falta de pago hacia los trabajadores de los tres Poderes y organismos autónomos, es decir, no sólo se dejó de pagar a los maestros, sino a todo aquel que depende de la liquidez económica que tenga la administración estatal.
4) La falta de pago a proveedores en los compromisos de servicios contratados.
5) La incomprensible presión e insistencia, casi al borde de la desesperación, por vender patrimonio estatal, por un monto estimado de 630 millones de pesos, que es percibido menos como un acto de buena forma de hacer política en beneficio del estado y más como un “último negocio” con cargo a su administración, aspecto que no ha pasado inadvertido para los distintos sectores del estado.
Estos cinco aspectos, cuando menos, serán una factura de gran peso que, en un escenario eventual de nulidad que emitiera la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que está a días de pronunciarse, cargará no sólo el candidato que impulse el Equipo por Michoacán, que bajo esta óptica, quién sabe quién pudiera aceptar ser el receptor de las consecuencias de los actos de un político que es cada vez más rechazado y repudiado, sino también tendrían que cargar con sus consecuencias los partidos que le impulsen. ¿Habría alguien que acepte ser el receptor de los reclamos y frustraciones de los trabajadores del sector público estatal? ¿Habrá alguien que aceptaría ser enviado a enfrentar los señalamientos de representar la continuidad de un proyecto cada vez más señalado?
Por otro lado, sobre el Equipo por Michoacán y la nulidad que pretenden, cuando presentaron su alianza legislativa, en líneas muy cortas, casi imperceptibles, hay cuando menos un reconocimiento de que las cosas no les saldrían a favor de su intención; por si las dudas, dijeran por ahí, entrelíneas, han referido que serán una fuerte oposición, aunque abiertos al diálogo, con el siguiente gobierno, cuando menos así se entendió.