Hace apenas semanas, cuando tropas de EU completaban su retirada, terroristas suicidas del EI atacaron el aeropuerto internacional de Kabul en uno de los ataques más mortíferos en Afganistán en años. La explosión mató a 169 afganos y 13 militares estadounidenses.
Antony Blinken y Lloyd Austin se reunirán mañana con funcionarios qataríes para abordar la situación de Afganistán, la cual se ha convertido en un problema geopolítico y se prevé que pueda derivar en una crisis humanitaria, por lo que se requiere la movilización internacional.
Los talibanes no se han pronunciado en torno a que se hayan apoderado del valle, el cual se resistió a su gobierno cuando estuvieron en el poder entre 1996 y 2001.
En una demostración de ese control líderes talibanes caminaron por la pista escoltados por miembros de la unidad de élite Badri. Los comandos posaron con orgullo para la prensa vestidos con uniformes de camuflaje.
Los talibanes desplegaron más fuerzas este día fuera del aeropuerto, con el objetivo de evitar que se reunieran grandes multitudes luego del ataque suicida del jueves.
“No perdonaremos. No olvidaremos. Los perseguiremos”, fueron las palabras que usó el estadounidense, quien atribuyó el ataque a milicianos del ISIS liberados de las prisiones por el Talibán durante la toma de las principales ciudades del país.
“La asistencia económica a Afganistán ahora está congelada y permanecerá bloqueada hasta que el gobierno de los talibanes muestre sus intenciones”, dijo el grupo.