Moreno se ha dirigido, en cambio, a los ecuatorianos como nuevo presidente del país: “Con el corazón en la mano, agradezco a todos los que en paz y armonía fueron a votar. Seré el presidente de todos y ustedes me van a ayudar”. Se ha proclamado ganador y ha celebrado junto a Correa entre canciones de Joan Manuel Serrat y Quilapayún. Según el escrutinio oficial, el llamado “socialismo del siglo XXI”, el proyecto político iniciado en 2007 por Correa, resiste, aunque con claras señales de desgaste. El mandatario de la “revolución ciudadana” obtuvo el apoyo mayoritario en tres mandatos sobre todo gracias a su política de inversiones, pero en la última legislatura creció el descontento y la sociedad evidenció profundas divisiones. Los analistas dan por hecho que se abre una nueva etapa. Para Franklin Ramírez, profesor de Estudios Políticos de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, este resultado “pone en cuestión la tesis de un giro a la derecha”, pero recuerda que “un Gobierno de Lenín no va a ser el Gobierno de Correa”. Una votante de Alianza PAÍS mostraba su confianza en que haya continuidad con el legado de Correa: “Lenín va a seguir apoyando a los pobres y continuará todo lo bueno que hizo Correa.”
Toda la carrera electoral estuvo marcada por una campaña sucia, acusaciones cruzadas y escaso contenido político. Pero los casi 13 millones de ciudadanos llamados a votar eligieron a un presidente que, por las circunstancias de esta nueva etapa, la división social y las dificultades económicas tendrá que avenirse al diálogo con la oposición. Se trataba, además, de la primera vez en una década que Ecuador tenía que volver a votar para desempatar en una segunda ronda, lo que demuestra las gritas de la última legislatura. El pasado 19 de febrero, Moreno se quedó a unas décimas del 40%, el umbral necesario para evitar una nueva votación. Lasso apenas superó el 28%, pero en las últimas semanas trató de capitalizar el voto de otras fuerzas. Cynthia Viteri, del Partido Social Cristiano, y el exalcalde de Quito Paco Moncayo, representante socialdemócrata, anunciaron públicamente su apoyo al líder del Movimiento CREO. No obstante, esos llamamientos no garantizaron que el comportamiento de sus votantes fuera uniforme.
El resultado fue reñido hasta el final. El candidato oficialista encabezaba la mayoría de las encuestas, aunque el expresidente del Banco de Guayaquil experimentó una remontada en los últimos días de campaña. El voto de los indecisos, entre el 6% y el 14% según los distintos sondeos, resultó finalmente determinante. En estas elecciones la política ecuatoriana se ha medido también con los ciudadanos indignados y desencantados con sus gobernantes. “No estoy a favor ni de Correa ni del otro, pero el lobo vestido de oveja, para qué”, asegura Cristian Cuchipe, de 32 años, sobre Lasso en relación a su pasado de banquero.
A las puertas del colegio instalado en la escuela San Francisco de Quito, el recinto del norte de la capital donde a primera hora de la mañana votó el presidente saliente los electores de las dos opciones mostraban su deseo de empezar un nuevo ciclo. “He venido a votar para ver si se da un cambio y se sale de este socialismo”, afirmaba Carlos Donozo, de 29 años. Una pareja defendía el trabajo de Correa y por eso votó por Moreno, que según los analistas quiere inaugurar un nuevo estilo. “Hay que ser conscientes de que ha habido inversiones en servicios públicos y carreteras”.
Vía El País