El quiebre en las altas cúpulas del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto está en su climax. Y el “fuego amigo” arrecia, reclamando el espacio de poder que siente que se le arrebató.
Hace poco mas de una semana advertimos aquí de la increíble alianza rumbo al 2018 que estaba por gestarse entre el Partido Encuentro Social (PES) y Morena.
Increíble, porque para nadie es un secreto que el PES es hechura y propiedad de Miguel Angel Osorio Chong y a simple vista sería incompatible con los intereses de Andrés Manuel López Obrador.
Decíamos también que el amor a segunda vista entre el PES y Morena se dio a partir de que el secretario de Gobernación no fue el agraciado con la candidatura presidencial del PRI.
Y frente a la tragedia política para el inquilino de Bucareli, la respuesta fue la abierta rebelión contra su jefe, el inquilino de Los Pinos. Por eso Osorio Chong mandó al PES a refugiarse en los brazos de Morena.
El acuerdo de alianza original se firmaría el sábado 2 de diciembre, pero fue abortado intempestivamente sin alcanzar a documentarse ante el INE (Instituto Nacional Electoral).
Desde Los Pinos fue llamado el secretario de Gobernación para exigirle, enmedio de su ira, que devolviera al redil al PES porque sería inadmisible que jugara a las contras sumándose al rival mas poderoso del PRI.
Osorio se encerró en sus oficinas de Polanco con Hugo Eric Flores, uno de sus incondicionales que opera como presidente del PES.
Y para disimular la propiedad del partido, les dijo a sus superiores que los jefes de Encuentro Social demandaban apoyos por 700 millones de pesos y el aval a la candidatura de Cuauhtémoc Blanco para gobernador de Morelos.
O no se aceptaron las condiciones, o al final del día el secretario de Gobernación decidió continuar con sus planes de la alianza en rebeldía.
El hecho cierto es que ayer miércoles, Morena, el PT y el PES formalizaron su frente, con una alianza registrada ante el INE.
Si el acto es un abierto desacato de Osorio Chong a su jefe, el presidente Peña Nieto, la fractura hacia el interior del PRI y del gabinete por la designación de José Antonio Meade es mas profunda de lo que a simple vista se ve.
Sobre todo considerando que a partir del destape del candidato del PRI, el secretario de Gobernación viene desairando los actos de gabinete, e incluso ya presentó su renuncia en por lo menos dos ocasiones. No se la aceptan.
Por supuesto que existe otra posibilidad, mas allá de una traición por la rebeldía desde Bucareli.
Y esa es que exista un acuerdo cupular, de pleito arreglado, para que el PES se convierta en el Caballo de Troya dentro de la campaña de López Obrador.
Bajo esa tesis, Hugo Eirc Flores sería el corre ve y dile de las estrategias de Morena hacia el gobierno, o incluso en el desertor de última hora buscando desacreditar a López Obrador.
Pero mas allá de las alianzas y traiciones, la verdadera pregunta de fondo tiene que ver con identificar de qué tamaño es la fractura, grieta o abismo hacia adentro del gobierno del presidente Peña Nieto.
¿Tan irreconciliables son las disputas entre Luis Videgaray, el jefe de los Itamitas, y Miguel Angel Osorio Chong, el jefe de los Hechiceros? Por lo visto, sí. Y ya estamos frente a las primeras consecuencias.
Hace poco mas de una semana advertimos aquí de la increíble alianza rumbo al 2018 que estaba por gestarse entre el Partido Encuentro Social (PES) y Morena.
Increíble, porque para nadie es un secreto que el PES es hechura y propiedad de Miguel Angel Osorio Chong y a simple vista sería incompatible con los intereses de Andrés Manuel López Obrador.
Decíamos también que el amor a segunda vista entre el PES y Morena se dio a partir de que el secretario de Gobernación no fue el agraciado con la candidatura presidencial del PRI.
Y frente a la tragedia política para el inquilino de Bucareli, la respuesta fue la abierta rebelión contra su jefe, el inquilino de Los Pinos. Por eso Osorio Chong mandó al PES a refugiarse en los brazos de Morena.
El acuerdo de alianza original se firmaría el sábado 2 de diciembre, pero fue abortado intempestivamente sin alcanzar a documentarse ante el INE (Instituto Nacional Electoral).
Desde Los Pinos fue llamado el secretario de Gobernación para exigirle, enmedio de su ira, que devolviera al redil al PES porque sería inadmisible que jugara a las contras sumándose al rival mas poderoso del PRI.
Osorio se encerró en sus oficinas de Polanco con Hugo Eric Flores, uno de sus incondicionales que opera como presidente del PES.
Y para disimular la propiedad del partido, les dijo a sus superiores que los jefes de Encuentro Social demandaban apoyos por 700 millones de pesos y el aval a la candidatura de Cuauhtémoc Blanco para gobernador de Morelos.
O no se aceptaron las condiciones, o al final del día el secretario de Gobernación decidió continuar con sus planes de la alianza en rebeldía.
El hecho cierto es que ayer miércoles, Morena, el PT y el PES formalizaron su frente, con una alianza registrada ante el INE.
Si el acto es un abierto desacato de Osorio Chong a su jefe, el presidente Peña Nieto, la fractura hacia el interior del PRI y del gabinete por la designación de José Antonio Meade es mas profunda de lo que a simple vista se ve.
Sobre todo considerando que a partir del destape del candidato del PRI, el secretario de Gobernación viene desairando los actos de gabinete, e incluso ya presentó su renuncia en por lo menos dos ocasiones. No se la aceptan.
Por supuesto que existe otra posibilidad, mas allá de una traición por la rebeldía desde Bucareli.
Y esa es que exista un acuerdo cupular, de pleito arreglado, para que el PES se convierta en el Caballo de Troya dentro de la campaña de López Obrador.
Bajo esa tesis, Hugo Eirc Flores sería el corre ve y dile de las estrategias de Morena hacia el gobierno, o incluso en el desertor de última hora buscando desacreditar a López Obrador.
Pero mas allá de las alianzas y traiciones, la verdadera pregunta de fondo tiene que ver con identificar de qué tamaño es la fractura, grieta o abismo hacia adentro del gobierno del presidente Peña Nieto.
¿Tan irreconciliables son las disputas entre Luis Videgaray, el jefe de los Itamitas, y Miguel Angel Osorio Chong, el jefe de los Hechiceros? Por lo visto, sí. Y ya estamos frente a las primeras consecuencias.