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La consumación de la Matrix | Alexander Katzowicz

Rápido hay que publicar todo lo más que uno pueda, porque pronto estos pequeños espacios se van a extinguir. Han firmado una ley en EEUU que permite a las corporaciones vetar sitios, bloquearlos, ralentizarlos, privilegiar a sitios ricos, empobrecer a otros, sacar de circulación, dar a consumir determinadas noticias, determinados productos. Los proveedores de Internet van a jugar a Dios.
Imaginen un escudo antimisíles del tamaño de las fronteras de EEUU. Demasiado grande. Por suerte Canadá es un aliado, y México no se va a poner a tirar bombas a su simpático vecino armado hasta los dientes. Eso es lo que han hecho anulando la Ley de Neutralidad de Internet: han creado un gigantesco escudo.
Ahora sí se podrá criar a los niños de una manera decente. Ahora sí se podrá decirle a la gente la verdad sin tapujos. Ahora sí, el país que tanto clama por la libertad de expresión, tiene los canales más importantes de comunicación 100% controlados, firmados por el presidente Trump. ¡El presidente arrasa con una ley que protege a la gente! Sondeos dicen que la mayoría de la gente en EEUU no está feliz con esta ley… Los proveedores al principio no harán nada, todo seguirá igual, inclusive mejor, la gente creerá que ahora sí pueden obtener el triple de velocidad por la mitad de precio, estará contenta porque tendrá acceso a contenidos ultra premium, 300 canales para matar la poca vida que te queda, y dirán que Trump no es tan malo, que esta nueva ley no cambia nada, al contrario, ahora pagan menos y obtienen más…
Pero eso será al principio. Para que se calmen las aguas. Para que queden sólo los freakys chillando en Times Square con cartulinas y otros freakys en otras partes del planeta, como yo, que vemos en este escudo antiverdad, este brazo todopoderoso de la censura, esta arma de la inteligencia corporativa para dominar absolutamente al consumidor, anulando al ciudadano, el fin de la libertad de expresión, la dominación total sobre las masas y no sólo ciencia ficción paranoide. El ciudadano no importa nada. Importan los consumidores. Y a los consumidores hay que darles el mejor servicio y brindarles calidad. Nada de gente diciendo que las Torres Gemelas fue un trabajo interno. Nada de gente hablando del calentamiento global y esas pamplinas. Nada de gente cuestionando los chemtrails de los aviones que contaminan y enferman el mundo, destruyendo la agricultura. Ni de las Haarp -armas que generan terremotos, sequías o inundaciones, que una tiene Rusia y EEUU dos… Ni de nada que revele que en el cielo hay satélites con armas sobre nuestras cabezas… ¿Para qué saber todo eso? ¿Qué necesidad? ¿Te hace más feliz? Hay documentales y más documentales que lo evidencian (ver “Pax Americana or the weaponization of Space”), demostrando el cáncer en los organismos transgénicos, el espionaje sin tregua en todos los ámbitos (celulares, emails, redes sociales, básicamente todo lo que tenga una conexión a internet… y ahora se viene The Internet Of Things…). La virtualidad provee la felicidad a la gente, dopándola con sus series y otorgándole toda clase de gadgets inútiles, como esos juguetitos para medirse la frecuencia del corazón, cuántos pasos dieron ese día y cuántas calorías consumieron. ¡Como si a uno le hiciera falta saber cuántos pasos le costaron cuántas calorías! Hay -mucha- gente que ya no le entiende a la vida. Y consume. Consume marcas, consume contenidos, necesita esa adrenalina externa de una pantalla, adonde hay bombas, ametralladoras, tetas divinas, culazos de lujo, más tiros, sexo, palabras fuertes… basura, en otras palabras. La gran mayoría del contenido es basura por antonomasia. Tiene que ser basura porque no hay tiempo para pensar tantas series, ni hay tiempo para producir tanto contenido. Al menos el tiempo necesario para crear algo inteligente. Todo está hecho para el consumo del analfabeto cultural, casi todo es un refrito de otra cosa, o peor aún, influencias (por decir la palabra en boga para no mentar la real: plagio).
Todas nuestras palabras pertenecen a un Index. El Index es un motor digital que vuela a la velocidad de la luz prácticamente y nos revela opciones a partir de nuestro tipeo. ¡Y ahora se va a acabar inclusive que existan voces para refrescar un poco ese Index! La gente tendrá garantizada determinado Proveedor, que cada mañana verá un producto de Nestlé al despertarse, garantizándole a Nestlé que sus millones de dólares invertidos en Implementación de Productos será efectiva. Y los números de Nestlé lo confirmarán. Y las agencias y consultoras en el medio, que estudian toda esta info, dirán si deben pagar 15 millones de dólares por llegar a un público de 55 millones de personas una vez a la semana a las 9 de la mañana, o si debían pagar 60 millones de dólares, ya que el aumento de las ventas está estudiado que fue de 600 Millones.
Todo lo personalizado, pequeño, artesanal, será una cuestión de lujo. Si ya cuesta entrar en un mercado saturado de infinidad de productos, ¿qué se hará cuando se blinden con su censura legitimada por el Congreso de Estados Unidos, haciendo caso omiso a un pueblo descontento, estafado, a la merced de un puñado de políticos, títeres de las corporaciones?
Con la poca libertad que quedaba en el mundo real, ¡tenían que acabar con la que quedaba en el mundo virtual! El principal medio de información será regulado a discreción de empresas privadas. Fascismo corporativo con un poder más grande que el de cualquier Iglesia o Imperio.
Si la prensa independiente estaba agonizando, este será el tiro de gracia para los independientes de la índole que sea. Desaparecer del Index es como dejar de existir. No por nada el Index en la Inquisición regía qué libros estaban prohibidos. Eso es justamente lo que ha hecho la nueva ley: retornar a la Inquisición, a la Smart Inquisition. La metáfora de la Matrix deja de ser tal y se convierte cada día más en una realidad. Estamos sólo entrando en la nueva era de la somatización absoluta del ser humano. La era de los zombies. Gente pegada a sus aparatos, obedeciendo al Index que le imputan.

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