Un personaje como Mireles fue visto este 2018 como botín político en las vísperas de la construcción de precandidaturas de al menos seis partidos e independientes que utilizaron o pretendían utilizar su apellido y arraigo en beneficio personal. La gama de opciones que se ofertaron al médico terracalenteño van desde la derecha, hasta lo que se pensaría que es la izquierda mexicana, pasando por tristes y advenedizos autonombrados “independientes”. La recompensa a tal maridaje sería una senaduría.
Terrible error de Mireles si hubiera sucumbido a alguna de esas tentaciones que le habrían conducido a la pérdida de la legitimidad de su lucha al sentarse con muchos de los personajes que han conducido a la penosa situación que vivimos. Metamorfoseados con nuevos colores o intensificados por su filiación al partido de siempre, las posibilidades de un cambio real se ven cada vez más lejos con estos grupúsculos que amalgaman la llamada “mafia del poder” en un pragmatismo electoral preocupante.
Mireles siempre se mantuvo firme en sus convicciones ante lo que cree debe ser y hacerse, una postura que lo llevó a estar casi tres años preso por no ajustarse a los intereses de un gobierno federal que poco interés genuino demostró por el pueblo michoacano.
La paz digna en Michoacán requiere la convocatoria de actores con una visión más allá de los procesos electorales, un tipo de ciudadano que satisfaga la razón y arrastre las conciencias. Solo de esa manera se puede trascender la mezquindad tan propia de los tiempos electorales que llevan a dividirnos, como si esa ruptura del tejido social representara un futuro cierto.
Mireles y otros actores sociales buscan que la sociedad sane sus heridas, no que las profundice como ocurre cada seis años; para él las posibilidades de trascendernos tiene que ver con la palabra, con la posibilidad de sentarnos juntos, vernos a los ojos y dejar que las palabras guardadas, arrinconadas, dolidas, den paso a un florecimiento de ideas constructivas a favor de los michoacanos. Solo dando paso a las palabras verdaderas, Michoacán y México podrán salir avante.
Por eso le agradezco a Mireles la firmeza de sus convicciones, porque representa un halo de esperanza para muchos ciudadanos que pensamos en un México más allá de partidos, más allá de elecciones, más allá de escaramuzas electorales.
Gracias Mireles por no ser candidato, gracias por tus convicciones…