Mikel Arriola “El Regresivo” | Por Hugo Gama Coria

Debo decir que me causa sorpresa la postura del candidato del PRI al gobierno de la Ciudad de México; sorpresa derivado que su formación profesional como abogado me lleva a asegurar que no es un hombre de derecho como tendría que serlo, explicaré muy breve las razones.
Todo mexicano y en especial cada abogado debe ajustar su conducta a nuestra Carta Magna, para ello primero debe conocerla y por supuesto defenderla; no cabe la idea de convertirse en un hombre de Estado cuando se ignora la Constitución, la cual da origen legal al propio Estado, a su forma de organización y establece los derechos humanos.
La propuesta del candidato del PRI de realizar en la ciudad que pretende gobernar, un referéndum o consulta pública sobre el matrimonio igualitario y el aborto, da cuenta de su falta de entendimiento y respeto como abogado de la Constitución, primero porque los derechos humanos no se pueden someter a consulta pública, segundo por ambos casos ya fueron discutidos y debatidos jurídicamente por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, quien determinó que se trata de derechos humanos, razón por la cual las normas jurídicas secundarias de la capital del país y de otras entidades que ya regularon al respecto son completamente constitucionales y las que lo restringen son inconstitucionales (urgen las reformas).
El párrafo tercero del artículo primero de nuestra Carta Magna, de manera puntual y sin cabida a interpretaciones moralistas u oportunistas (políticamente), establece los principios de los derechos humanos, universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En dicho sentido, la idea del “abogado” Arriola dista de ajustarse a los principios constitucionales en mención, más aún en el caso de la progresividad, pues su propuesta de campaña resulta regresiva, ya que pretende o buscará darle marcha atrás a los derechos humanos que ya han sido reconocidos por la Corte.
No podemos aspirar al desarrollo nacional o al Estado de Derecho con visiones alejadas del marco constitucional o con una postura regresiva como la planteada, es necesario que en la próxima elección haya un verdadero escrutinio sobre las propuestas de los partidos y los candidatos.
 
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