Continúan los estragos de los temblores del pasado 7 y 19 de septiembre, la reconstrucción de la Ciudad de México llevará seis años, según las autoridades capitalinas. En este contexto, es lamentable que los donativos para levantar la capital se manejen de manera turbia, los responsables juegan con el dolor de las personas. La situación es parecida en el resto de las entidades afectadas e incluso no se ha definido en cuanto tiempo estarán nuevamente de pie. Por lo que se refiere al temblor del 16 de febrero, terminó en tragedia en Santiago Jamiltepec, Oaxaca, ahí se desplomó un helicóptero del ejército donde viajaban el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, y el gobernador oaxaqueño Alejandro Murat, dejando un saldo de 14 muertos. Sin duda los últimos movimientos telúricos han causado pánico y reafirman que la clase política se encuentra divorciada de las necesidades de la sociedad y esta de la realidad nacional. En tales circunstancias es difícil pensar que la asistencia a las urnas el próximo 1 de julio sea copiosa
En esta atmósfera resultó lógico que en el periodo de precampaña ninguno de los precandidatos se mostrara interesado en los miles de damnificados. Lo mismo ha sucedido en las intercampañas. Los politicos desdeñan el tema ya que no les genera rentabilidad electoral.
Veamos los diferentes frentes: En Morena estaban ocupados colocando como candidato plurinominal al Senado de la República al ex dirigente nacional del PAN Germán Martínez Cázares y al ex dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia. Está última decisión causó indignación en la opinión pública. El Sindicato Nacional Minero Metalúrgico calificó como una aberración la designación hecha por Andrés Manuel López Obrador. En el PAN el gobernador de Chihuahua, Javier Corral se inconformó con la dirigencia de su partido por la selección de candidatos plurinominales al Senado. Incluso el mandatario llevó su queja ante el Tribunal Electoral, pero aclaró que no piensa renunciar a su militancia partidista.
Del otro lado de la trinchera el candidato priísta a la presidencia de la República, José Antonio Meade no logra levantarse del tercer lugar en las encuestas. Paralelamente al interior del PRD, no se aguantaron las ganas de pelear, iniciaron una batalla campal con sillas para dirimir quienes quedaban en la lista final de los plurinominales del Senado. Finalmente los candidatos independientes (Margarita Zavala, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, el Senador de la República Armando Ríos Piter) no pudieron solidarizarse con la ciudadanía, estaban celebrando que sus nombres aparecerán en las boletas electorales. Es lo único que les interesa.
El mismo comportamiento han tenido los candidatos a la jefatura de la Ciudad de México, en la precampaña evitaron discutir sobre la tragedia que viven los damnificados. Sobre todo la abanderada de Morena Claudia Sheinbaum Pardo a quien se le ha cuestionado por su actuación como delegada de Tlapan en el sismo del 19 de septiembre. Recordemos que en su demarcación se vino abajo el colegio Rébsamen, los padres de familia que perdieron a sus hijos la acusan de haber ocultado información.
En este negro panorama es difícil tomar la decisión de ir a votar por alguno de los que aspiran a gobernar el país, en teoría el ciudadano debería sentir una empatía con el candidato de nuestra preferencia. Cabe puntualizar que anteriormente los políticos tampoco estaban cerca de la población. El problema es que estamos siendo testigos del final de un ciclo donde estos personajes ya no tienen nada que ofrecer. Vendrán otros con promesas de renovación y con el tiempo veremos si son mejores o peores que los actuales.