Los escenarios después del debate Por Antonio Aguilera

 
@gaaelico
 
¿Qué esperar después del primer debate? Desde el comienzo de la campaña se configuró un error en la estrategia priista. PRI, Meade y su equipo decidieron usar a Anaya como cortafuegos y de esa manera ellos mismos hicieron que parte del voto de Anaya se pasara del lado de López Obrador. Si uno revisa varias encuestas, hay casi 8 por ciento del voto de López Obrador que estaría dispuesto a moverse hacia Anaya, y es probable que ese voto fuera originalmente del panista, pero después del embate que tuvo el PRI contra Anaya le entregaron ese voto a López Obrador, y eso hace que hoy Meade esté muy lejos, muy difícil de verse como la contraparte de López Obrador.
La contienda ya pasó a la segunda vuelta, es decir, la contienda tiene ya a dos contiendes que van a jalar con toda fuerza, pero veo muy complicado, tendría que pasar un milagro para que Meade fuera ese segundo que se imaginaba ser al principio. Podemos decir que la contienda ya es entre dos, Meade tenía la posición más difícil porque tenía que tratar de noquear al segundo lugar y tratar de noquear al primer lugar, Anaya la tenía más fácil.
Anaya gana el debate por una simple razón, la señal que nos manda el debate es que no hay inevitabilidad en el resultado. En abril de 2012 Enrique Peña Nieto le llevaba 20 puntos a Andrés Manuel López Obrador en la de Consulta Mitosfky, y en abril de 2018 nada más le lleva 11 puntos.
A pesar de este error de la estrategia fallida, ¿hay tiempo de ganarle a López Obrador?
Vamos a los números, se habla de 10 puntos de distancia, pero si Anaya logra recuperar algo del voto suyo que se le fue a López Obrador, si logra tumbar a Margarita y si se queda con una fracción del voto que trae Meade, desde luego que lo alcanza, y esto va a ser una elección cerrada. Pero ese el escenario ideal para el panista, más no el real.
No hay que perder de vista a un elector que nos parece clave, hay un elector joven que puede decidir no votar, pero que si sale a votar y dice “quiero un cambio”, entonces apuesta a López Obrador, o que puede decir: “voto por alguien más cercano a mi generación”. Ese voto joven es para Anaya si logra conectar con él, allí está el margen de diferencia que puede hacer que gane.
La contienda se va a cerrar y se va a poner mejor, puede ser superable la distancia, pero todo depende del PRI.
Vamos a los indecisos, que es una bolsa muy grande donde están los que no contestaron, los que realmente no saben, lo que van a anular y los que no saben si van a votar, son cuatro categorías muy distintas que suman aproximadamente 23 por ciento, y me decepciona del debate que ninguno de los cinco candidatos tuvo un mensaje para esos 34 millones de jóvenes.
La pregunta es, ¿cuál es el estado de ánimo que predomina?, estamos muy enojados o estamos necesitados de esperanza. Los dos estados de ánimo no son compatibles. Si estoy muy enojado, Andrés Manuel López Obrador es una gran solución; pero si lo que traes es necesidad de aire, luz, salida, el estado de ánimo es búsqueda de esperanza, y es ahí donde Anaya, tengo la impresión, está colocando su argumento.
Los dos sentimientos los concentra López Obrador, porque ha logrado colocar entre los votantes la idea de que él nunca ha gobernado, ha sido muy hábil para decir: “nos toca”.
Cada candidatura se construye sobre una narrativa: la candidatura de Meade se está construyendo sobre el miedo a Andrés Manuel. Mi impresión es que a Meade le va a volver a pasar lo que le pasó con la estrategia anterior, todo embate que inicie en contra de López Obrador va a acabar dándole réditos a Anaya, no a él. Si logra Anaya mediar miedo con esperanza creo que puede crecer.
Meade tiene tres desgracias más allá de si es un buen candidato o no es un buen candidato, primero: su oferta es muy parecida a la de Anaya, no hay gran diferencia; dos, que es gobierno, un gobierno que tiene 12 por ciento de aprobación; y tres, que tienen el mismo adversario. En eso te vas con el segundo lugar.
Frente a esta realidad que pintan para Meade, ¿qué puede hacer?
El juego que van a ejercer los poderes es clave. Anaya tiene que ir por sus propios gobernadores, porque a veces no hay ninguno con él, y si logra generar una dinámica de sus gobernadores, luego puede ir por gobernadores priistas y empezar a pactar acuerdos que lo alcancen a arropar.
Yo no veo a Meade haciendo la negociación con el Frente y Anaya, pero sí vería a un gobierno que empieza a lanzarle mensajes al electorado, a sus huestes, de que sería mejor que ganara Anaya. Lo que ocurre es que a veces el gobierno federal pareciera preferir a López Obrador.
¿Ya está negociando EPN con AMLO? Si el tabasqueño gana se sentarán a negociar con él, como en cualquier país te sientas a negociar con el anterior. Por qué preferiría AMLO y por qué fue el primero que le ofreció amnistía.
Otro escenario es: Anaya ya pactó con el gobierno de EPN y no le cumplió, y AMLO no han tenido pactos que haya roto. Por otra parte, a Meade no le gusta Anaya, a Anaya no le gusta Meade, hay un problema casi personal entre ambos.
¿Se valdría decir que el gobierno tiene un problema ideológico con Andrés Manuel pero personal con Ricardo Anaya? El argumento clave es: si tú fueses cabeza del priato, querrías dos cosas, primero, que te garanticen la mayor inmunidad posible, ¿quién te la ofrece?, públicamente ya se las ofreció López Obrador, Anaya no se la ha ofrecido. Públicamente uno ya te dijo amnistía y el otro ya te dijo cárcel.
Hay que sumarle a esto que en Los Pinos a Anaya no le creen nada, porque se les echó para atrás con el tema de la creación de la Fiscalía, con la elección del estado de México, entonces para el régimen peñista Anaya es un tipo desconfiable y además está construyendo su candidatura en oposición.
Desde esa perspectiva, nos lleva a pensar que el trabajo que desde Los Pinos han hecho para el acercamiento entre Morena y el PRI sí podría dar por resultado que al final el Presidente dijera a los gobernadores: vámonos con Morena.
Es previsible que ha bajado el voto duro del PRI, la última referencia que tenemos es el 22 por ciento de Madrazo, puede que peor, es muy probable que quede peor. El problema de haber llevado a tal punto la confrontación que es complicadísimo rehacer, digamos, la coalición que ha cogobernado a México desde 1991 con Salinas de Gortari, con las concertacesiones famosas, desde ahí nos gobierna el PRI-AN.
Por eso creo que se equivocaron en la estrategia, y movilizar el PAN y los gobernadores del PAN, cuando ustedes mencionan 2006 y que se logró hacer como el voto útil por abajito, que los gobernadores de cinco estados, se movieran, uno, hoy no tiene 21 estados como tenía en 2006 el PRI, hoy tiene 14 estados donde va en el mejor de los casos, que es Yucatán, en segundo lugar.
¿A quién le hace menos daño el PRI?, el PRI le hace más daño a Meade, si duda, pero luego le hace mucho más daño a Anaya. Anaya ha construido una candidatura antiPRI, en cambio a Andrés Manuel López Obrador no le hace daño ni Elba Esther Gordillo, ni Gómez Urrutia y probablemente no le haga daño ni el PRI; es decir, para López Obrador es mucho más fácil cachar una alianza con algunos priistas y gobernadores que Anaya, y en ese sentido sí veo muy complicado para Anaya dar el paso de 2006 y decir: te extiendo la mano, aunque tengamos una visión de futuro distinta.
¿Esto quiere decir que en el fondo el gran elector va a ser Peña?  EPN puede movilizar recursos políticos muy importantes, en particular la operación de los gobernadores, así como de poderes reales, de empresarios, y decirles: oigan, yo veo la cosa hacia allá. No podemos aventurar si será el gran elector, pero su papel sí puede inclinar la balanza. Si en un momento dice: yo prefiero, sinceramente confíen, Andrés Manuel nos va a sacar adelante. En ese momento ceo que la cargada hacia Andrés Manuel se vuelve inevitable.
¿En este momento está pensando Peña Nieto en ese escenario? Las señales que por el momento está mandando es que aún no se ha rendido, con respecto a las posibilidades reales de Meade.
El papelón de la semana pasada de Silvano Aureoles es muy claro. El gobernador michoacano lanza un tuit y aventura si con ello puede ayudar a Meade a crecer.
En el caso de Silvano Aureoles, es necesario preguntarle por qué se subió al proyecto que va en tercer lugar, y preguntar cuántos más están dispuestos a subirse en lo que baja. Y en el PRI están dispuestos a usar cartuchos como el gobernador de Michoacán, van a usar algunos otros como Graco Ramírez, porque todavía creen que Meade pueda ganar.
Ahora bien, “el Presidente puede aconsejar”, pero ¿le van a hacer caso los gobernadores, los empresarios, si les dice vamos con Andrés Manuel?
Andrés Manuel López Obrador todavía les genera miedo y les genera incertidumbre en materia de inversión a los empresarios, en materia de comportamiento político. Peña Nieto sí tiene una conversación estrecha y confiable con algunos de los poderes económicos grandes de este país. Si a esos les dice: “A mí me da más confianza Andrés Manuel que Anaya” sí, claro que ese mensaje puede tener peso.
En el caso de Margarita Zavala, trae cinco puntos, si se revisas segunda opción de los electores a favor de Margarita, la segunda opción es Anaya, si Margarita se desinfla esos votos van a dar Anaya, y le puede entregar dos o tres puntos, pero si Margarita llega a crecer, eso desinfla a Anaya porque la segunda opcione de muchos de los votantes de Anaya es ir con Margarita.
Pero Margarita a raíz del debate no va a crecer, no ganó puntos después del debate, son cruciales para Anaya los puntos de Margarita, creo que va a empezar a recibir unas presiones brutales para que se baje tanto de la élite política y desde luego la élite económica para que se baje y le lleve esos votos a Anaya.