Por: Jorge Luis Hernández Altamirano*
Gran revuelo ha causado el anuncio de COCOTRA, la instancia reguladora del gobierno estatal, en torno al anuncio de que está estudiando avalar un incremento en los costos del transporte público de Michoacán, lo que llevaría el pasaje a nueve o diez pesos.
Los transportistas y las autoridades señalan que los incrementos constantes a los combustibles, así como el aumento de costos en refacciones, mantenimiento y renovación del parque vehicular hacen imposible mantener el costo actual, porque no es negocio.
La noticia, sin embargo, no ha sido bien recibida por los usuarios del transporte público moreliano. Como en cada incremento, reclaman el mal estado de las unidades, la poca actitud de servicio de muchos de los conductores y la sensación de inseguridad al abordar las combis y camiones que, en específico, circulan por Morelia.
En realidad, estas sensaciones no son nuevas y se mantienen a lo largo del tiempo. En 2016, Gabinete de Comunicación Estratégica preguntó a los morelianos qué tan satisfechos estaban con la movilidad de la ciudad: sólo 7.4% dijo sentirse muy satisfecho (http://xdata.gabinete.mx/).
Un mal sistema de transporte público tiene terribles efectos en la calidad de vida de los habitantes de las ciudades (ITPD, 2012): el incremento en los tiempos de traslado, la explosión de niveles de estrés y el alto gasto en traslados son algunos de ellos. Más aún, las ciudades con sistemas de transporte deficientes son menos competitivas, altamente proclives a presentar problemas de tráfico y frecuentemente dañadas por altas emisiones de contaminantes que repercuten la calidad del aire.
Tal vez el efecto más claro de nuestro pobre sistema de transporte público es la cantidad de personas que se han bajado de este, para convertirse en automovilistas. Según datos de INEGI al año 2016 estaban registrados más de 470 mil vehículos automotores, ¡es decir 0.6 vehículos por cada moreliano! (http://www.beta.inegi.org.mx/temas/vehiculos/) Lo más sorprendente es la tasa de crecimiento: de 2015 a 2016, ¡45 autos fueron registrados en la ciudad cada día!
Llama la atención que la solicitud de los transportistas para incrementar las tarifas siempre se sostenga en el hecho de que “no es negocio”. Y es probable que así lo sea, de hecho, en el mundo, los sistemas de transporte público suelen estar en manos de la administración pública, o bien recibir subsidios que permitan su operación óptima.
Lamentablemente, el sistema que poseemos en Michoacán actualmente, el de concesiones privadas, produce efectos perversos por, al menos, por tres condiciones históricas: 1) las concesiones están concentradas en unas cuantas manos, es decir una persona tiene más de una concesión; 2) los concesionarios no siempre son los conductores de los vehículos, lo que provoca que los choferes deban obtener ganancias suficientes para pagar por la renta de ésta; 3) la relación política de las organizaciones de transportistas, que tienen mucho peso específico en las decisiones técnicas, a cambio de chantajes electorales.
Morelia se ha visto rebasada por otras ciudades que, hace no menos de dos décadas, eran más pequeñas que nuestra capital. En buena medida es porque los gobiernos locales han sido incapaces de lidiar con los grupos de poder y, ante el temor de ser afectados políticamente, han preferido sostener el status quo, en detrimento de la calidad de los servicios que reciben los usuarios.
Si este gobierno, o los que están por venir, quieren tomarse en serio la discusión de cómo debe ser el Morelia del futuro, urge que brinden a los morelianos un sistema de transporte digno, ya administrado por el gobierno o en un esquema de asociación público – privada-. Sin un elemento que iguale a los habitantes de la ciudad, perpetuaremos las diferencias y el bache económico de la ciudad. ¡Yo creo que es hora de un transporte de primera para una ciudad de primera! ¿Qué piensas tú?
Me quedo con aquella frase: “Un país desarrollado no es aquel donde el pobre tiene auto, sino aquel donde el rico usa transporte público”
Atento a sus comentarios en @HernandezJorge y jorge.hernandez@colmex.mx
*Jorge Luis Hernández Altamirano es politólogo por la UNAM y El Colegio de México