Por Gerardo A. Herrera Pérez
Es difícil definir y explicar el concepto de Ser Humano nos comenta Leonardo Boff; distintas posiciones teóricas y epistemológicas, han expresan el cómo construir la definición: ya bien desde lo político, lo social, económico, o bien lo cósmico; pero también como una visión cosmocentrada dentro de la cual el hombre aparece como parte del todo y de la naturaleza, situación que lo hace todo poderoso; de acuerdo o no con esta posición, el hombre como otros seres vivos, se encuentra en la tierra como parte de la vida, no como parte de ser hombre, de ser así, el sería todo poderoso.
Para mí, el ser humano es parte de la vida de la naturaleza y de este mundo que es nuestra casa. No podemos pensar en el hombre como todo poderoso que somete, disciplina a todo ser vivo, éste se debe de someter a las dinámicas de cuidar y respetar los derechos de la naturaleza.
De esta manera, se ha querido definir el ser humano desde diferentes posiciones: holísticas, globales, físicas, químicas, biológicas y culturales. Será que estas visiones complejas y totalizadoras con lo cual se le quiere definir al ser humano, requieren de ser analizadas a la luz de una realidad concreta que vive el ser humano, en un mundo neoliberal, en un mundo globalizado, en un mundo de valores individuales, cómo analizarlo.
Finalmente quiénes somos los seres humanos?, energía de fondo, un ser cósmico, un eslabón de la cadena de la vida, un animal de la rama de los vertebrados, para Pascal (1662) expresaba que el ser humano en el marco de la naturaleza, era nada adelante del infinito, y un toda ante la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde viene y el infinito hacia donde va.
A la vuelta de los años de existencia del ser humano; que ya suman más de 3,800 millones de años, considero que el ser humano, debe verse a la luz de la participación que tiene en el marco del contexto en que vive; esto es, de un modelo económico, que influye en el modelo social, y en donde el Estado cuenta con diferentes aparatos ideológicos para someter, controlar y disciplinar los cuerpos del ser humano a partir de homogenizarlo y no visibilizarlo en su contexto de diversidad.
El ser humano, ese al que nos referimos en este momento histórico, es el mismo que cuenta con racionalidad (incluso racionalidad instrumental), que tiene sentimientos, como libertades, lenguaje y éste es social. El ser humano se encuentra inmerso en la ecología del capitalismo, en donde es solo funcional desde el punto de vista para su explotación y para el consumo en el mercado.
La sociedad en la que habita el ser humano, esta permeada por un modelo económico, en donde priva las acciones de mercado, y donde la acumulación de capital ha dejado de ser la apropiación de los excedentes de la fuerza de trabajo para privilegiar otros mecanismos como la corrupción, así como la violencia, el crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas, los intereses del sistema financiero.
Esta situación le ha permitido al Estado legitimar su imperio de la ley, haciendo del miedo un instrumento, con el cual la población le facilita al Estado utilizar sus aparatos de represión, tanto el ejército como la seguridad pública, para someter no solo al crimen organizado, sino también a la población, a todos los seres humanos.
Esta visión con la que se construye el Estado, a partir de legitimar el neoliberalismo, ha generado una asimétrica distribución de la riqueza, que genera desigualdad, concentrando la renta de los negocios en unas cuantas manos y haciendo a una población cada día más pobre. En el caso de México, de acuerdo al CONEVAL más de 53 millones en algún grado de pobreza. Estos seres humanos requieren, como lo expreso el Papa en Santa Cruz de Bolivia, las tres “t”, tierra para que las personas produzcan, techo para que se abriguen y trabajo para ganarse la vida.
Aun en estas circunstancias, como repartir la tierra si el capitalismo ecológico está generando rentismo de tierras, concentrando para su explotación; los techos, en sentido estricto las casas habitación para los trabajadores, siguen siendo de poco espacio y da mala calidad y el trabajo que se pueda generar está en condiciones de explotación. Aun así me parece que hay una luz en el camino para amplios sectores en condiciones de vulnerabilidad.
El Papa habla de una propuesta importante a partir de tres ejes; primero, la economía, para la vida y no para el mercado, la justicia social sin la cual no habrá paz, y el cuidado de la Casa Común, sin la cual ningún proyecto tendrá sentido. Por ello, debemos de tener esperanza (dice Ernest Bloch) de que las cosas puedan cambiar; requerimos de la esperanza, que sea el motor de pensar lo nuevo, lo que aún no se ensaya, el coraje de soñar otro mundo posible y necesario.
Es la osadía de pensar en utopías, que nos hacen caminar y no nos dejan parados en las conquistas alcanzadas y frente al fracaso nos hacen levantarnos para continuar en el camino. Superar obstáculos y enfrentar a los grupos opresores. Esta administración electa, tendrá que considerar no fomentar al Homo economicus aquel ser individualista, egoísta, piensa solo en su bienestar y se mueve por la oferta y la demanda con criterios de racionalidad económica, sino promover y fortalecer al Homo sociologicus, el ser social que vive de otros seres. Es como el concepto que utilizo Nelson Mandela, el OBUNTU, que significa yo soy porque tú eres, yo no soy solo, yo existo porque tú existes.