OPINIÓN // Cuarta transformación y desarrollo municipal (Segunda parte y última)

Por Mario Ensástiga Santiago
Morelia, Mich., 10 de enero de 2019.- En la primera parte de esta colaboración, comenté que vivimos una etapa de transición y grandes cambios, la coyuntura de escasez de la distribución de la gasolina que estamos viviendo en Morelia, en otros municipios y estados del país, es inédita, como resultado de la limpieza que hay que hacer de fondo del cochinero de la corrupción en Pémex y en otras áreas del gobierno federal, es la herencia que nos han heredado los gobiernos del salvajismo neoliberal; la nueva etapa del país exige una ciudadanía informada, consciente, responsable, comprometida y participativa con el nuevo proyecto de país que merecemos los mexicanos.
En los próximos años sin duda vamos a vivir nuevos escenarios y situaciones, no necesariamente nos van a conducir finalmente a un nuevo régimen económico y político que es lo que verdaderamente necesitamos, sin embargo, sí habrá cambios y mejoras a nuestra calidad de vida, de verdad me cuesta trabajo pensar que con AMLO nos pueda ir peor que con los priístas y panista al frente del país.
El nuevo gobierno nacional encabezado por AMLO está abanderado por el concepto de la Cuarta Transformación y no de la Cuarta República, ésto último implicaría entre muchas otras cosas,  un Nuevo Constituyente y por consecuencia una Nueva Constitución Política para los mexicanos, tal como como sucedió en la Independencia, la Reforma y la Revolución Campesina de 1910-1917.
Los derroteros y elementos del Nuevo Proyecto de Nación tan divulgado por AMLO en campaña, se expresarán en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024, al que por lo menos en teoría deberán alinearse y ajustarse los planes de desarrollo estatales y municipales del país.
En la primera parte de este artículo dejé esbozado que deberá haber en breve un conjunto de propuestas estratégicas de reformas constitucionales encaminadas al rescate y empoderamiento de los gobiernos locales en México, como la ruta y estrategia con mayor futuro de la reconstrucción y consolidación de la nueva etapa del desarrollo del país desde abajo y el fondo, en contextos cada vez más complejos y globalizados del desarrollo de la humanidad.
Efectivamente, con la globalización se reducen las distancias, barreras territoriales, culturales, sociales, económicas y políticas, paradójicamente al mismo tiempo, han desencadenado múltiples procesos que han incrementado las desigualdades sociales, la migración, la transculturación, conduciéndonos a incorporar nuevos valores, métodos, visiones y políticas públicas a nuestra vida cotidiana, alejadas las más de las veces a las necesidades de nuestra realidad; nos conducen al proceso de “estandarización” que les interesa a los grandes organismos económicos corporativos a escala mundial, que nos ordenan, guían y hasta obligan a conducirnos dócilmente al implementar las metodologías y paradigmas del desarrollo dictadas por el “norte”, en beneficio centralmente del fortalecimiento económico, social, cultural, política y militar de los países del primer mundo, para nosotros se traducen en escenarios prácticamente de sobrevivencia.
Así se han puesto de moda, diversas agendas temáticas, metodologías y herramientas para el desarrollo, resultado de los grandes acuerdos firmados por la mayoría de los países en las tantas Cumbres Mundiales de los más diversos problemas y temáticas, ¡cierto!, muchas de ellas sustentadas científicamente y narrativa bastante convincente, el asunto es que en cuanto se operan esas metodologías para convertirse en políticas públicas de gobierno, es cuando aparecen los verdaderos objetivos y alcances de lo que en teoría suena bastante congruente y hasta bonito.
Como muchos otros aspectos de la vida de nuestros gobiernos locales, las formas y maneras de administrarlos y gobernarlos, también son la arena de disputa ideológica, técnica y política, es por ello que ha quedado sobradamente demostrado durante las últimas décadas, que la implementación de esas herramientas neoliberales elaboradas con el discurso de planear a largo plazo, de ser más competitivos, de ser más tecnologizados y modernos, no se han traducido en mayor democracia y calidad de vida para la ciudadanía, por el contrario, los resultados son por demás desastrosos.
El avance del discurso ideológico del neoliberalismo a principios de los años 80, gano adeptos para la Nueva Gerencia Pública (NGP), desde los más diversos campos, desde la práctica misma del gobierno y la administración municipal, estatal y federal, desde la investigación y la docencia, desde la consultoría y asesoría, toda una intensa actividad en relación al diseño de metodologías, instrumentos, herramientas, temas y contenidos para modernizar y mejorar las prácticas gubernamentales.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en el 2007 señaló que el objetivo último de la Gerencia por Resultados (GPR), como la nueva versión de la NGP en el sector público es para generar capacidad en sus organizaciones, el logro de la gestión del proceso de creación de valor público y los resultados señalados en los planes de desarrollo de los gobiernos. El concepto de la gestión basada en resultados fue introducido por la United States Agency for International Development (USAID) en 1994 para fomentar la descentralización en la toma de decisiones y asociar las asignaciones presupuestarias más a los objetivos que a las actividades.
Simplemente para ejemplificar lo anterior, la elaboración del Plan de Desarrollo de Morelia 2015-2018 Morelia NExT. Nueva Economía por el Territorio, fue elaborado con la metodología de la Gestión por Resultados (GPR), que de acuerdo a la Ley de Contabilidad Gubernamental y la normatividad es de carácter obligatoria, éste concepto metodológico fue introducido en el 2006 con la llegada de Felipe Calderón a la Presidencia de la República, para evaluar los resultados de los Programas Federales de Desarrollo Social y elaboración del Plan Nacional de Desarrollo 2006-2012, a través de la técnica del Presupuesto Basado en Resultados (PBR) y del sistema de evaluación del desempeño, establecidos en el artículo 134 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Aún cuando se hagan consultas a la ciudadanía a través de mesas temáticas, talleres en las tenencias, encuestas y sondeos, se hable de la participación ciudadana, defensa de los derechos humanos y sustentabilidad para alimentar el plan de desarrollo que sustenta una visión de largo plazo de 25 años (2041), año en que Morelia cumple 500 años de su fundación, con la promesa de Alfonso Martínez Alcázar de que Morelia se colocaría a la vanguardia de la innovación y diseño territorial con el compromiso de la equidad y competitividad. Los resultados tangibles y concretos están a la vista, no necesito decir más…