por: Viridiana López
Uno de los temas centrales de agenda pública nacional es la corrupción. Los discursos giran entorno a esta, así como las promesas por erradicarla, es decir, terminar con el abuso del poder en beneficio de una ganancia personal o de grupo, afectando la legalidad, la política, la economía y a la sociedad.
Para algunos esto solo puede ser palabrería, pero recordemos que existen instrumentos internacionales, que de ser bien utilizados pueden contribuir a erradicar la corrupción, tan aquella de bajo nivel como la sistémica.
Nuestro país ha firmado tratados internacionales de combate a la corrupción, que si bien no han logrado erradicarla en el mundo, son acuerdos que buscan prevenir, detectar, investigar y sancionar actos de corrupción. Además que generan parámetros comunes entre los estados para impulsar legislaciones en este sentido.
En este tenor ya encontramos la Convención Interamericana Contra la Corrupción, la Convención Contra la Corrupción (ONU), la Convención Anticohecho, esta última suscrita por los países de la OCDE y que establece líneas para legislar en materia de soborno. En lo particular, esta Convención es monitoreada para medir su progreso, revisar asuntos suscitados y analizar los esfuerzos emprendidos en torno a los hechos detectados.
La ONU por su parte, cuenta con un amplio documento que incluye además la participación ciudadana y de grupos organizados de la sociedad civil para promover y fortalecer medidas contra la corrupción, además de facilitar y apoyar la asistencia técnica a los países que luchan contra la corrupción, incluida la recuperación de activos.
Los instrumentos internacionales que ha suscrito México son mecanismos que bien pueden ayudar al presidente de la República en su lucha contra la corrupción, toda vez que al existir éstos nos muestran que el problema no es endémico de nuestro país, sino que es un problema internacional que está afectando a la población mundial, independientemente del partido en el poder (izquierda, derecha o centro).
Ahora bien, la política mexicana de combate a la corrupción debe hacerse con el acompañamiento internacional, de haber cambios sustantivos entonces México punta de lanza en esta lucha, para ello es fundamental la participación colectiva de la sociedad, de la que hablaremos en otra ocasión.