Por: Javier Lozano
Sabemos de antemano que la relación entre el PRD y MORENA se ha ido friccionando a raíz de la salida de distintos liderazgos, y por la competencia doctrinal que representan ambas instituciones; algunos de manera discrecional, otros de forma abierta, y algunos ante eventos que pretenden llamar la atención pública del estado. Esto no significa: quien representa como partido más principios; muchos nos han demostrado: su deshonestidad a través de las distintas funciones que realizan en el ejercicio público; esto, incluye a diputados y servidores públicos.
En los hechos supondrían que las diferentes corrientes partidistas, tuvieran una dirección que encaminara a terminar y erradicar con las reformas neoliberales que ha detenido el avance social, sobre todo por el beneficio de las bases populares, que han sido el principal soporte de esta corriente ideológica: llamada Izquierda.
La irrupción que ha constituido MORENA al interior de la vida política en nuestro país, ha producido la fragmentación de un bloque importante que no supo re-direccionar un orden por las malas decisiones; sin embargo, los principios y la conservadora doctrina de algunos cuadros, han resistido la repentina formulación y la emigración al partido de Andrés Manuel López Obrador; esto no significa por supuesto estar en contra del avance y la visión que ha tenido el presidente por terminar con muchos lastres que han penetrado en el arraigo cultural y social de nuestro país. El origen más probable de esta ambivalencia, se ha gestado desde hace un tiempo; figura en el terreno por expandir una plataforma; y no confabular a través de la necesidad de la sociedad adherente al pensamiento progresista de una posible formulación: que se mueva por la ruta de aquellas causas que hicieron posible que la izquierda diera un giro después de la hegemonía del poderoso PRI.
Este es el tiempo de los posicionamientos; de la identificación partidista, pero de aquella con la que se gestaron los militantes a través de la profunda organización de masas sociales
Si es PRD y MORENA; ambas fuerzas que han identificado la orientación y la visión de gobernar bajo la orientación de dar un nuevo enfoque a las transformaciones sociales que estuvieron indefensas durante años.
¿Pero a que voy?, ¿Cuál es el epíteto de este desarrollo?
Muchos cuadros, bloques y simpatizantes han dado el salto de un partido a otro; principalmente provenientes del PRD hacia MORENA. Es el partido en el poder; el que de forma irreversible no ha tenido el descenso por el liderazgo de AMLO. Otros resistieron el reciente rompimiento y división de grupos; a ellos, se les ha segregado internamente de una plataforma que contemple el desarrollo integral de todos los rubros; inclusive a grupos que han ido ganando fuerza al interior del estado de Michoacán. Si esto continúa así, mas rompimientos internos se visualizan a posteriori, lo que produciría un debilitado impulsó con miras al 2021.
Mas allá de la inestabilidad social y política que vivió México durante años, se ha producido una nueva etapa, donde la viabilidad parece haber encontrado esa ruta que había sido fracturada por la oligarquía partidista.
Es absolutamente impensable que ambas fuerzas fragüen una cohesión que mantuviera el benefició de la colectividad; mas bien parece que la lucha acrecentará en la antesala de las definiciones por la gobernatura; es iluso suponer que MORENA y PRD vallan juntos en coalición; por encima de todo esto, hay que tener el reconocimiento a aquéllos que a pesar de la disolución pragmática de los gobiernos, han mantenido firme su convicción. A veces no es por las siglas, sino por la trasformación de una nueva sociedad con equidad; y que a pesar de las condiciones políticas, no rompen el paradigma político que han adoptado.
Quienes hemos vívido en el mundo de la simulación y la cuasi gobernabilidad, estamos conscientes que hemos estrado a una nueva etapa, que a pasos muy lentos, muestra la intención de cambiar el rumbo, buscando erradicar la tradicional forma de hacer política a través de la demagogia y el nepotismo: que han contribuido aun momento particularmente de la desigualdad, segregación y marginación.
Por eso, mas allá de unas siglas, debemos contribuir a un país incluyente, donde las oportunidades se proyecten y no se actúen.
OPINIÓN / La adhesión: es por la transformación
