Por Héctor Tapia
Al anunciar su renuncia a la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Antonio Soto Sánchez, entre líneas, dejó ver que si bien han logrado cierta “cohesión” interna, todavía estar por enfrentar un escenario del cuál pende la credibilidad, la viabilidad y el futuro del partido: la definición de candidaturas para el siguiente proceso electoral, en 2021, las cuales comienzan a dibujarse desde ya, en todos los partidos políticos.
En su mensaje ganó “la nota” el anuncio de la renuncia, y poco ruido causó en el momento el llamado anticipado, quizá advertencia, que lanzó no sólo a la dirigencia que habrá de ser designada el próximo domingo, si no a quienes controlan al partido del sol azteca.
El llamado no es a Juan Bernardo Corona, quien se rumora, tiene el consenso para asumir la dirigencia, porque quizá no alcance a estar en la dirigencia para el momento de la definición de candidaturas; no, el llamado es al grupo político del gobernador Silvano Aureoles Conejo, o de manera más específica al grupo de Antonio García Conejo, a quien se le ha metido en la cabeza ser el candidato a gobernador por el PRD, a pesar de los pésimos resultados electorales que obtuvo en la contienda pasada, y además del rechazo que enfrentó no sólo al interior de su partido, sino también por parte del electorado, y quien llegó “de panzazo” al Senado de la República, gracias a la coalición que llevó con el PAN y con Movimiento Ciudadano.
El costo de la imposición de García Conejo como candidato al Senado fue alto: la renuncia masiva de actores perredistas que no estuvieron conformes con esta determinación; modelo que se replicó con otras candidaturas, y donde se impusieron los afines, mayoritariamente, a una sola expresión política.
Pero regresando al llamado de Soto Sánchez, de una forma “suave” refirió que el PRD ha venido en la ruta, luego de la crisis electoral del año pasado, de dejar “las prácticas del compadrazgo y amiguismo” para la entrega de candidaturas “a los cuates” y no “a los mejores”.
Quizá estas prácticas no han sido abandonadas del todo, y eso está por verse, y quizá Soto Sánchez quiera en su ruta política alguna otra candidatura; el punto concreto al respecto es que señala algo que efectivamente les ha generado altísimos costos políticos al partido que lo han llevado al borde de la extinción.
“Si no cambia esas prácticas en el futuro, el PRD tendrá serias dificultades de ganar elecciones”, remarcó, y de paso pidió “piso parejo” para todos los que aspiren a competir por algún cargo, especialmente para la candidatura al gobierno del estado.
“Esa es la garantía que demando y que solicito, que creo que tengo derecho de pedir que haya piso parejo para todas y todos”, remarcó el hasta hoy dirigente estatal.
Si bien la lectura inmediata es que él tendría interés en competir por esta última candidatura, lo que refleja de fondo es que no todo está “tan planchado” ni tan terso al interior del partido como se quiere dejar ver.
Aún pesa el fantasma de la imposición al interior del PRD, y esta le puede costar lo poco que le queda en la batalla por los despojos.