RHumberto Urquiza Martínez
Uno de los conceptos de mayor diversidad significativa, pero más relevantes en el funcionamiento de la sociedad, es el de la Cultura. La forma más tradicional de explicarla, es como sinónimo de las artes: música, danza, pintura, escultura, poesía, entre otras, y sí, efectivamente, la cultura tiene como una parte de su noción esas actividades, pero no solamente se refiere a ello.
Una de las formas en las que se puede explicar la Cultura, es como un conjunto de bienes materiales e inmateriales producto de la relación entre las personas con su entorno natural y con su propio entorno social (relaciones sociales).
La cultura empieza su camino con las relaciones sociales, pero lo continúa con las relaciones que las personas tienen con el entorno natural, con el medio ambiente y con la parte biológica de la propia persona, lo que le da otra dimensión al entendimiento de aquella idea.
De esa forma, la cultura va totalmente ligada con las actividades de las personas, día a día y más allá de las manifestaciones artísticas, con acciones u omisiones que se reproducen por cada persona frente a otra persona, pero también, respecto de al medio ambiental. Así, la podemos encontrar desde bienes materiales como la alimentación, vestimenta, formas de construcción, organización de una sociedad en términos urbanos, políticos, económicos, sociales, religiosos, etc., hasta bienes inmateriales como ideas, creencias, principios, conocimientos, valores, en fin, cualquier acto tangible o intangible de las personas en sociedad, que reproducida permanente y sistemáticamente, y aceptada por la propia sociedad, producen elementos culturales.
Es así, que la reiteración de la existencia de los bienes materiales o inmateriales por el colectivo, aprueban construir la cultural, los usos y costumbres de toda sociedad permiten darle el sentido sistemático a esos elementos, y por tanto, cada persona se convierte en un generador de cultural y un agente indispensable en la construcción, diaria y rutinaria de aquellos bienes (materiales o inmateriales), culturales.
Pero la cultura no solamente son esos bienes, sino que, de igual forma, es un elemento que permite distinguir a una sociedad de otra. Las características propias de un grupo de personas aglutinadas en sociedades, como idioma, creencias, formas de organización política, ideologías, entre muchas otras, se constituyen en elementos generadores de los rasgos propios y distintivos de toda sociedad.
Por ello, la cultura adquiere un papel determinante en el funcionamiento de cualquier sociedad, es la que edifica y define la identidad y los elementos que permiten, a cada persona, asumirse y sentirse empáticos con su sociedad, con el otro, pero sobre todo, ratifica el sentido de pertenencia a un grupo colectivo. De esa manera, cualquier fenómeno o hecho social (político, económico, religioso, políticos, etc.), se explica, en una parte, por la existencia o ausencia de esos elementos culturales. En la siguiente entrega veremos algunos de esos casos.
