Raúl López Téllez
El trabajo conservacionista que involucra a las comunidades, ha sido la base del éxito en las metas por conservar a la tortuga marina, una especie en peligro de extinción y que cada año desova en playas del litoral michoacano donde se han alcanzado metas como estabilidad de poblaciones y un avance en salvarla de la extinción, aunque en la zona del Pacífico no se le ha dejado de considerar “en peligro crítico”.
El esfuerzo del programa implementado por investigadores y estudiantes de la Facultad de Biología de la Universidad Michoacana cumple 37 años, del que entre otros destaca que en comparación con la situación que imperaba en las décadas de los 70 y 80 en cuanto a la depredación del recurso, hoy se podría decir que la misma es casi nula por el involucramiento de las comunidades de la costa nahua que han hecho suya la protección a los quelonios.
Este modelo de trabajo y vinculación con las comunidades, indica, ha sido replicado en entidades como Baja California, dados los resultados alcanzados y que se abordarán en la V Reunión Nacional de Tortugas Marinas de México y la II Reunión Internacional, con 106 trabajos inscritos, y que dan inicio este martes y culminan el próximo día 4 en el Centro Cultural Universitario.
Carlos Delgado Trejo, investigador del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales (Inirena) de la Universidad Michoacana, reconoció que el saqueo persiste debido más que nada a la falta de vigilancia por la carencia de personal de la Profepa, aunque señaló que en la actualidad “no hay comparación” con el saqueo que existía en la década de los años 70 y 80, lo que atribuyó a la participación y concientización de las comunidades en la preservación de los quelonios.
Respeto a los niveles de sobrevivencia, dijo que ha rebasado las metas si se compara que en los años 70 se saqueaban hasta 70 mil huevos por noche; actualmente un 90 por ciento de los huevos se recuperan en nidos naturales. En términos generales, señala, las poblaciones de tortuga han descendido en el Pacífico mexicano, lo que ha llevado a que sean calificadas en “peligro crítico”.
Destacó que los niveles de inseguridad en la Costa estatal no han afectado ningún proyecto de preservación de la tortuga marina, al igual que la consideró seguirá para la participación cada vez en aumento de turistas que vienen a participar de la liberación de tortugas, por ejemplo. “Las visitas de turistas nacionales son permanentes y en aumento, así como de extranjeros que practican el turismo ecológico, sin ningún campamento tortuguero violentado”.
Critica la actuación de organismos federales como la Procuraduría Federal para la Protección del Ambiente (Profepa), que, afirma, cuenta con un solo inspector para la Costa, situación que habría influido para que la semana anterior se tuviera que dejar libre a un depredador de una tortuga negra, detenido por las autoridades comunales, al no presentarse ningún representante de la instancia federal, ámbito en que recae el delito.
Los frutos de un programa
Desde 1982 la Facultad de Biología inicio el programa de rescate de la tortuga marina, con el objetivo fundamental de recuperar la población de tortuga negra (Chelonia agassizii) que anida principalmente en las playas de Colola y Maruata en la costa michoacana, y que en ese entonces era una de las especies más amenazadas en el mundo y en especial esa población.
Las acciones conjuntas entre los biólogos de la UMSNH y las comunidades indígenas de costa Michoacana, han logrado que en la actualidad la población de tortuga negra del Pacífico michoacano, “sea considerada un éxito de conservación por la Sociedad Internacional de Tortugas Marinas y el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos de Norteamérica”.
México, refirió, posee el mayor número de especies de tortugas marinas, de ahí la importancia de os esfuerzos realizados para la investigación de estas especies en el mundo; en Michoacán, las dos grandes poblaciones son la Negra y la Golfina, en la playa de Ixtapilla, y que corresponden a la primera y quinta poblaciones a nivel mundial de estos quelonios.
En tortuga Negra, dijo, es donde México reporta avances de conservacionismo y se ubica en la segunda población más grande de toda la cuenca del Pacífico; otro avance ha sido con la tortuga Lora, en Sinaloa. Reconoció “facturas pendientes”, como el caso de la tortuga Carey que “se ha reducido muchísimo las poblaciones; la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza la tiene clasificada como especie en peligro crítico”, situación en la que también se encuentra la tortuga Laúd.
De la Golfina, dijo que en Oaxaca se concentra la población más grande del mundo. En el Golfo, el Caribe, citó a la tortuga Verde, Cahuama, incluida la Lora y la Golfina, son poblaciones más estables.
Ambos encuentros sobre la tortuga marina inician este martes a las 10:00 horas en el Centro Cultural Universitario.