OPINIÓN // Mujeres frente a la democracia, justicia y sociedad.

Por Oscar Carbajal

Tal vez el título de esta participación sea lo menos relevante aquí, simplemente vino a mi mente entre un mar de opciones y decidí colgarlo, así tal cual, lo que quiero que analicemos hoy, es lo siguiente:

¿Qué tienen de similar en IEM, TEEM e IMAIP en este momento? Además de ser tres de los órganos autónomos más importantes del Estado, es que en este momento son encabezados por mujeres, y no, no es la primera vez que una mujer está frente a uno de estos órganos, pero lo que es de reconocerse es que por primera vez, estarán simultáneamente al frente.

Es muy trascendental esto, debido a que IEM y TEEM, son los encargados de vigilar que la democracia, que la voluntad de la ciudadanía se haga valer ante la ciudadanía, lo cual, también va de la mano con la rendición de cuentas y la importancia que el acceso a la información ha tenido en crecimiento dentro de los últimos años, cuestión que le toca al IMAIP vigilar.

El pasado 30 de septiembre, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral tuvo a bien nombrar la tercera presidencia provisional que se encontraba vacante en los Institutos Electorales Locales, por lo que a partir del 2 de octubre de 2019 y hasta la última semana de enero de 2020, será Araceli Gutiérrez Cortés quien funja como Consejera
Presidenta del Instituto Electoral de Michoacán; analizando el nombramiento de dicha presidencia, el tema de género comienza a inmiscuirse dentro de la manera de asumir los cargos públicos, ya que de las tres vacantes a presidencia, las tres fueron ocupadas por mujeres y es algo que comienza a dar gusto.

A esto se suma la decisión tomada por el Tribunal Electoral del Estado de Michoacán el 28 de septiembre, por la que se determinó que la Magistrada Yolanda Camacho Ochoa es la nueva presidenta del Tribunal; lo que también va de la mano con la designación de la Comisionada Reyna Lizbeth Ortega Silva al frente del Instituto Michoacano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.

Si bien, desde hace algunos años se han celebrado reformas en diferentes ámbitos que puedan promover la participación de la mujer en los cargos públicos, en la política y en la vida socioeconómica de México, no se ha terminado por concretar el cambio de ideas que se necesita y colaborar en un sistema que pueda beneficiar a todos.

El establecer que la mitad de las candidaturas a los cargos de elección popular deberían ser para mujeres y el otro cincuenta para hombres, fue otro gran paso para la democracia de un país que a veces se nos olvida que tiene muchas cosas porque trabajar aún.

La reforma constitucional conocida como “Paridad total”, vino de nuevo recordarnos que desde 1955 se le dio el derecho a la mujer de participar en la política por medio del voto libre y secreto, lo cual, en pleno 2019, no solamente debe ser el derecho a votar y ser votado, ya que si analizamos la evolución del sistema electoral, nos encontramos con la vertiente del ejercicio del cargo, y esto no es otra cosa más que la igualdad para hombres y mujeres de poder desempeñar los cargos para los que fueron electos de la mejor manera, sin discriminación, con las facilidades que la ley establece y reconociendo en todo tiempo la calidad de servidores públicos que se les dio; esto en cuanto a la actividad política.

Teniendo en cuenta lo que estamos viviendo, podemos hacer la comparación en cuanto al avance que se ha dado del ejercicio pleno del derecho a ser votado para las mujeres desde la promulgación legal de las famosas cuotas de género en 1993, cuando solamente se exigía a los partidos políticos el que promoviera la participación de la mujer, más no se determinaba cuanto era lo que se tenía que cumplir con esa participación, lo que tenemos constitucionalmente plasmado en nuestros días.

Y es que, tuvo que venir a decretarse una obligación constitucional para que se protegiera y se cumpliera un derecho que incluso a nivel internacional, esta ordenado para los cargos de elección popular; a lo que también podemos mencionar que dicho problema no solamente en un tema político, sino en un aspecto cultural a atender diariamente dada la situación real en México sobre la discriminación hacia la mujer, ya que no solamente debe ser una cuestión de cargos de elección, esto también debe abarcar el derecho de los salarios iguales, el ocupar espacios laborales con condiciones apropiadas para las mujeres, la libertad de poder decidir, así como el estar y sentirse seguras en todo momento.

Pero diría Aristóteles, “Todo es política” y hoy nos encontramos que tres de los órganos encargados de impartir justicia y sancionar a los actores políticos del Estado en caso de que estos incurran en violaciones a las leyes que les ocupan, son encabezados por mujeres, sí, lo repito porque es importante que no se nos olvide que estamos en el 2019, que se aprobó de manera Constitucional la paridad total y que de acuerdo a cifras del INEGI, en México por cada 94.4 hombres, hay 100 mujeres, es una parte de la población demasiado grande, lo cual, nos hace reflexionar sobre la importancia de su participación en la vida política del país y que posiblemente en uno o dos procesos electorales más, la mayoría de los Legislativos o de los Ejecutivos Municipales y Estatales, puedan ser ocupados por mujeres.

Es más que claro que las presidentas del IEM, TEEM e IMAIP, tienen la tarea de fortalecer y marcar una era en cuanto a la simultaneidad que se vive entre estos órganos y más cuando lo mezclamos con política; pero también es importante establecer que la cultura de la sociedad debe abrirse más hacia la participación de la mujer en todos los campos, lo cual nos llevará a confirmar lo que en Reino Unido se mencionada dentro de la década de los 90´s, que “Las críticas hacia la escasa participación, numérica y funcional de las mujeres en los poderes del mundo, reposan en la asunción de que su ausencia: limita la calidad y visión de las decisiones. Se sostiene que en una mayor inclusión de mujeres, aportará una nueva dimensión de justicia”. Y con el arribo a estas posiciones, esta dimensión de justicia debe ampliarse, así como motivar a más mujeres y en general a la sociedad, a seguir con la lucha de derechos, que no se nos olvide que ante todo, siempre una lucha, una revolución, va encaminada en la búsqueda de derechos.

Lo que como conclusión nos deja que la confianza en el trabajo de las mujeres debe ser constante, como sociedad no debemos juzgar sin elementos y entre todos debemos consolidar un sistema democrático y social que nos beneficie. Los argumentos que he vertido aquí, van encaminados a decir que es importante y se celebra el que las mujeres lleguen a lugares demasiado importantes, pero que no solamente es lo que se necesita, sino aquello que las mujeres harán una vez que lleguen ahí, y créanme que nos han demostrado muchas veces que pueden hacer muy grandes cosas.