Por: Humberto Urquiza Martínez
En días pasados, se anunció la casi inminente discusión de un proyecto de reforma constitucional en materia de financiamiento a partidos políticos que tienen como mira no solamente el proceso electoral que iniciará en menos de 10 meses, sino el propio inicio del año 2020.
La idea es muy clara, reducir el monto de recursos que se le otorgan a los institutos políticos anualmente y en proceso electoral.
En los últimos 25 años el modelo de partidos políticos se centró en la idea de mantener una estructura anualmente, que permitiera una competitividad electoral, para lo cual, se justificó el financiamiento público para gasto ordinario (anual) actividades específicas (anual) y obtención del voto (cada 3 años), todo ello a partir de una fórmula constitucional que garantiza a los institutos políticos el acceso permanente y en incremento a los recursos públicos.
El efecto primario de dicho modelo fue la posibilidad de que todos los partidos políticos tuvieran posibilidad real de acceder a diversos cargos de elección popular. Sin embargo, al paso del tiempo, la fórmula tuvo un efecto que ha cambiado el sentido de la existencia de los partidos políticos, en tanto los ha programado como partidos con estructura permanente enfocándose en dicha actividad, así como en campañas electorales, lo que desnaturaliza el sentido de los partidos como instancias para acceder al poder.
Por ello, resulta importante reflexionar no solamente sobre el monto del financiamiento a partidos políticos, sino el tipo de sistema de partidos y el modelo de representación, esto es, si el sistema político necesita de estructuras permanentes que durante dos años van preparando todo para las campañas que duran 3 meses, o bien, si se fortalece un modelo en el que la competencia electoral sea el único objetivo central de la actividad de los partidos y a partir de ello, visualizar el modelo de financiamiento, que seguramente llevaría a un ajuste en la fórmula constitucional.
Es así, que los argumentos para modificar el modelo pueden ser varios y legítimos, como la situación económica, los nuevos modelos de gastos, entre otras razones, pero creo que el argumento esencial será el modelo de partidos que queremos y sobre todo que necesitamos para avanzar en el sistema democrático.
Es así, que el debate en el congreso de la unión se convierte en central, en tanto desde la argumentación veremos la legitimidad y justificación sobre las reformas al marco constitucional de financiamiento de los partidos políticos.
