La historia de Leonel Pérez Meza es simple: en 2008 el Infonavit se quedó con su casa sin avisarle, y él se enteró recién en el 2018. Pese a ello, el Infonavit le sigue cobrando puntualmente hasta hoy. En rigor, desde el año 2008 don Leonel ha pagado cerca de 300 mil pesos por una casa que no es suya. Pero la historia no acaba ahí: la deuda pendiente aún es de al menos 333 mil pesos. Hoy don Leonel no tiene casa aunque, si se suma lo que pagó y el valor de su antigua casa, ha perdido casi 700 mil pesos. Todo eso con un salario de cuidador.
Por Eduardo Pérez Arroyo / Metapolítica
Morelia/Lázaro Cárdenas, Michoacán.- —El Infonavit me robó mi casa.
Así, brutal, comienza su historia don Leonel.
—Fui a pagar el predial en el 2018. Pero cuando llegué me dijeron que ya no tenía casa desde el 2008. Lo peor es que hasta hoy me siguen cobrando.
Cuando se la quitaron, asegura, nadie le avisó.
Don Leonel no tiene dónde vivir. Hoy renta un cuarto que colinda con un patio lleno de basura, en donde pasa sus días en condiciones miserables junto a su mujer. En estricto rigor don Leonel vive como viven millones de mexicanos a lo largo y ancho del país.
Su historia no sería extraordinaria si no fuera porque durante 12 años el Infonavit le ha cobrado una suma que perfectamente le alcanzaría para otra casa completa.
—Desde que supe que mi casa no era mía, he estado peleando —dice—. Hoy no me alcanza para pagar algo de 2 mil o 3 mil pesos. Por eso quiero que el Infonavit me devuelva lo que me ha quitado.
Pero para el Instituto su asunto no es tema.
Las matemáticas no mienten. Los documentos en poder de este medio indican que el Infonavit ha retenido a don Leonel un promedio de más de 2 mil pesos mensuales desde el año 2008. Para tener la cantidad exacta hay que multiplicar esa cantidad por los 12 meses de cada año, y esta cifra a su vez por los al menos 11 años en que ha seguido pagado.
Es decir: según los documentos que se expondrán más adelante, el Infonavit le ha quitado a don Leonel al menos 355 mil pesos.
Según el precio del mercado inmobiliario, el mismo día en que se elaboró este reportaje una casa en Villas del Pedregal, en Morelia, con 2 recámaras, balcón, sala comedor, cocina, 1 baño, patio de servicio y lugar de estacionamiento no cerrado, cuesta 330 mil pesos.
Los datos son inequívocos. El Infonavit de Michoacán, la institución que según su propia definición “existe para atender las necesidades de vivienda, el desarrollo de mejores soluciones habitacionales y financieras y abatir el rezago habitacional existente”, estafa a sus derechohabientes y los condena a la miseria.
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La historia de don Leonel tiene tintes surrealistas, pero es estrictamente cierta. Documentos oficiales y los testimonios de dos abogados profesionales —entre ellos uno que asesora directamente al Infonavit en Morelia y que aceptó entregar su versión a cambio de reservar su identidad— confirman lo dicho por don Leonel.
La historia, en términos simples, es la siguiente.
En 2002 don Leonel compró una casa en Lázaro Cárdenas, que dejó de pagar entre 2004 y 2006 por falta de trabajo. Entretanto continuó trabajando de forma esporádica, y las pocas veces que tuvo dinero aportó lo que pudo.
—Para que el Infonavit presente una demanda por no pago, generalmente pasan varios años —explica a este medio el abogado Francisco Samuel Rodríguez, asesor legal de don Leonel—. Y eso, además, solo ocurre en el caso de que no se aplique la prórroga que generalmente se aplica cuando una persona se queda sin trabajo.
En el 2006 don Leonel recuperó su empleo y otra vez comenzó a pagar de manera normal. En el Infonavit —eso pensó don Leonel— se dieron por satisfechos y le siguieron cobrando. Hasta ahí todo estaba bien. Pero el 27 de abril del 2007, cuando don Leonel seguía trabajando de forma regular y pagando puntualmente cada mes, el Infonavit ordenó al despacho del abogado Rodolfo Lozoya Meza presentar una demanda que fue recibida el 8 de mayo de ese mismo año por el Juez Sexto de lo Civil, Miguel Dorantes Marín.
Lo peor fue que durante todo ese proceso nadie avisó a don Leonel.
Ni al año siguiente, ni durante los 11 años siguientes.
—En 2018 fui a pagar el predial. Solo ahí me di cuenta que mi casa no era mía desde el año 2008.
Cuando se le pregunta a don Leonel cómo no se enteró que su casa ya no era suya, su argumento es consistente: su trabajo lo llevó a vivir en Guadalajara y el Infonavit le siguió cobrando puntualmente cada mes. Él pagó siempre. Nada le podía hacer pensar que estaba pagando por una casa que ya no era suya.
Nadie le avisó.
En junio del 2007 del abogado del Infonavit solicitó al mismo Juzgado Sexto de lo Civil que se declarara a don Leonel Pérez Meza en rebeldía por “no dar contestación” ni “oponerse a la ejecución” de la sentencia.
—Fui engañado —dice don Leonel—, porque en el 2008 vino un abogado del Infonavit, a quien le expliqué que me había quedado sin trabajo pero ya lo había recuperado. Ese abogado se retiró conforme y yo seguí pagando mi casa como si nada pasara.
—Es un fraude por al menos tres razones —explica el abogado Rodríguez—. Primero, porque no se le avisó formalmente a don Leonel que la casa no era suya. Segundo, porque en el caso de que la casa ya no fuera suya, no hay razón para que le siga cobrando durante 12 años. Y tercero, porque en Michoacán el Infonavit sistemáticamente hace lo mismo a muchos michoacanos.
Este último es un factor clave. Hasta el momento, indica el abogado Rodríguez, hay detectados casi 300 casos similares, 120 de los cuales ocurren en Lázaro Cárdenas. La balanza se inclina hacia la ciudad portuaria porque generalmente ahí los salarios son más altos y las personas tienen capacidad de adquirir deudas mayores.
Es decir: todo una acción planificada y bien concertada.
El caso de don Leonel, dice el abogado Rodríguez, es el más dramático.
LOS DETALLES
Un documento en poder de este medio confirma al menos otros 14 casos de expedientes con problemas similares. Varios de los afectados aceptaron entregar sus nombres para este reportaje. Sin embargo, por tratarse de litigios aún en proceso se decidió cautelarlos hasta un nuevo aviso.
De cualquier manera, son apenas 14 de los 300 que indica el abogado en todo Michoacán.
Los documentos también muestran que las medidas que toma el Infonavit son legales.
—El Infonavit echa mano a una norma que indica que para rescindir un contrato deben pasar dos meses seguidos impagos, o tres en el lapso de un año. Eso es legal. Hay que admitir que en todos los casos los jueces hicieron su trabajo y ya —admite el abogado Rodríguez.
Sin embargo, que sea legal no significa que sea ético. Que el Infonavit exista para buscar “las mejores soluciones habitacionales y financieras y abatir el rezago habitacional existente” parece poco cierto. Un análisis del estado de cuenta de Leonel Pérez Meza, emitido el 30 de julio de 2018, desmiente la supuesta labor social del instituto.
Los números otra vez no mienten. En mayo del año 2004, el momento en que don Leonel perdió su trabajo, su deuda era de 182 mil 474 pesos. En julio de 2006, para cuando recuperó su trabajo y comenzó otra vez a pagar de manera regular, la deuda ya había ascendido a 203 mil 557. Pero desde entonces las cifras comenzaron a tomar un giro radicalmente distinto. Cada inicio de año la deuda aumentaba promedio de 10 mil pesos. De los 203 mil 223 que debía al cerrar el año 2006, la deuda se elevó hasta llegar a 333 mil 592 pesos en 2018.
Lo curioso es que los mismos documentos muestran que en todo ese tiempo don Leonel nunca dejó de pagar.
Este medio se tomó el trabajo de sumar todas y cada una de las aportaciones mensuales de don Leonel entre julio de 2006 y mayo del 2018. El resultado: en todo ese tiempo, con un cálculo que considera apenas el mínimo porque deja fuera los intereses, ha pagado un total de 355 mil pesos.
Es decir, más que la casa que el Infonavit le quitó. El absurdo: aún debe 333 mil pesos.
Pero otros detalles aumentan la irracionalidad de la historia. El 19 de junio del año 2008 la jueza Martha Nereyda Murillo Orozco concedió al abogado representante del Infonavit la propiedad de la casa, avaluada en 211 mil 170 pesos, ubicada en calle Fresno 24 del conjunto habitacional Solidaridad Nacional tercera etapa de la ciudad de Lázaro Cárdenas.
En síntesis, el Infonavit se quedó con la casa avaluada en 211 mil pesos, cobró a don Leonel al menos 355 mil pesos entre 2006 y 2018 y hoy indica que la deuda aún pendiente es de al menos 333 mil pesos.
Más simple aún: don Leonel hoy no tiene casa pero ha pagado al Infonavit una suma cercana a 700 mil pesos. Todo eso con un salario de cuidador.
En el 2018, apenas se enteró de que su casa ya no era su casa, acudió al Infonavit.
—Yo antes de contactar al abogado fui al Instituto. No me quisieron decir nada.
Una carta oficial en poder de este medio dirigida al ingeniero Julio Antonio Guajardo Villarreal y al Gerente de Administración de cartera Jesús Rivera Calderón, recibida en la ventanilla del Infonavit el día 18 de abril del 2018, comprueba lo dicho por don Leonel.
“A principios del 2017 me visitaron en mi domicilio un abogado del cual no recuerdo el nombre para requerirme el pago de los meses vencidos. Les referí que para ese entonces ya me encontraba laborando y que me estaban descontando vía nómina todos y cada uno de las mensualidades, sin que me hayan dicho algo más. Por ello consideré todo en orden respecto a mi crédito, situación que confirmé a través de los estados de cuenta que el mismo Infonavit envía”.
—Ya no quiero que me devuelvan mi casa —dice hoy don Leonel—, solo quiero que me den todo el dinero que me quitaron. Estoy viejo, soy pobre y vivo en un lugar miserable porque no me alcanza para más. Hace poco me pensioné y en Infonavit, además de dejarme sin casa, ahora me quitará una parte de mi pensión.
Otra vez el escrito confirma sus palabras.
“Solicito que me sean devueltas todas y cada una de las aportaciones que realicé al crédito, desde el año 2007 en que fue adjudicada y escriturada la vivienda en favor del Infonavit, así como la reparación del daño patrimonial que he sufrido, hasta el día en que se me siga descontando mi nómina laboral (…) pues pese a todo lo anterior Infonavit me sigue descontando de mi nómina”.
Quisimos saber la versión del instituto. El pasado 23 de enero este medio se contactó con Imelda Madriz Caballero, Gerente en Delegación del Infonavit Michoacán, al correo institucional de la funcionaria para requerirle su versión respecto de este caos. El correo que se le envió dice literalmente:
“Buenos días Imelda. Soy Eduardo Pérez Arroyo, reportero de Metapolítica Michoacán. Investigo acerca de un supuesto fraude que el Infonavit cometió contra un derechohabiente en el municipio de Lázaro Cárdenas. Este supuesto fraude (así lo nombran los abogados que llevan el caso) consiste en que, en este caso particular, el Infonavit es dueño legal de la casa del afectado desde el año 2008, según comprueban documentos en mi poder. Sin embargo, otros documentos oficiales del Infonavit indican que al afectado se le siguió cobrando por su casa hasta al menos el año 2019, aun cuando hacía más de 10 años que la casa ya no era de él sino del Infonavit. Me comentan los abogados denunciantes que existen al menos otros 300 casos similares en Michoacán. Me interesa dar al Infonavit la posibilidad de exponer su propia versión. ¿Hay alguna manera de contactarla? Sería de mucha utilidad. Mi celular es 44 XX XX XX XX. Muchas gracias”.
La funcionaria nunca respondió a este medio.
LA MÁQUINA DE DEFRAUDAR
Para el abogado Francisco Samuel Rodríguez el caso de Leonel Pérez Meza no es más que el ejemplo de un sistema mal diseñado desde su origen.
—El Infonavit está formado por tres instancias: trabajadores, patrones y gobierno federal. Y ese esquema significa que al mismo tiempo de perseguir un fin propio, es también autoridad. Eso lo convierte en juez y parte.
Otra cosa es la maraña legal.
—El entramado es tal, y la cantidad de leyes y reglamentos tan abrumadora, que incluso para nosotros, los abogados, es difícil comprender cómo opera todo ese sistema. Los únicos que lo entienden bien son los mismos abogados que asesoran al Infonavit. Conozco casos en los que algunos derechohabientes perjudicados han contratado hasta a tres abogados, pero ninguno es capaz de resolverle sus problemas.
Así ha sido, dice Rodríguez, desde hace varias administraciones federales distintas.
—El Infonavit opera bajo un esquema en el cual siempre deben ganar, es decir, siempre incorporar nuevos activos a su patrimonio. Está bien, es parte de sus labores. Lo que no está bien es que cae en abusos.
El abogado ejemplifica: muchas casas abandonadas, muchas personas que huyen porque prefieren perder su casa antes que enfrentar todo ese entramado burocrático que incluye a veces mucho tiempo y traslados y costos muy onerosos.
Al fin y al cabo, insiste, el Infonavit tiene una política diseñada para confundir.
—Encontré casos en los cuales algunas personas firmaban con el Infonavit un crédito ante notario. Pero sucedía que el notario le daba las escrituras de la casa al Infonavit y al beneficiario solo le daba copias. Y después el Infonavit utilizaba esas escrituras para hacer lo que quisiera.
Existe incluso un entramado para apoyar ese esquema.
—Los pactos siempre se firmaban ante notario. Pero los notarios son designados por el propio Infonavit. No es difícil comprender que en muchos casos la relación entre el Infonavit y esos notarios era muy cercana. Después de leer los contratos, y esto se oirá muy feo —advierte— pienso que están diseñados para que o primero te mueras o primero te pase algo antes que termines de pagar.
De pronto el Infonavit se aparece como uno de esos voraces bancos a los cuales, para nuestra mala fortuna, nos vemos obligados a acudir.
—El absurdo llega a tal que si tienes una deuda con el Infonavit, y te mueres, tienes que demostrar que estás muerto. De otra forma sigues pagando. Tengo casos en los cuales se sigue cobrando a las viudas o a los hijos.
Cuesta comprender una aberración de ese tipo, pero basta recordar los detalles del caso de don Leonel para advertir que es perfectamente posible.
—Otra cosa es que el Infonavit en algunos casos procede a través de la vía administrativa. El problema es que las Juntas Federales de Conciliación son apenas una por entidad federativa, y en el caso de quienes viven en Lázaro Cárdenas deben ir a Morelia.
La pregunta cae por sí sola: ¿cómo es posible que un instituto cuya génesis implica resolver problemas de vivienda para los mexicanos les haga la vida imposible a esos propios mexicanos?
Un laberinto imposible.
SIN CASA, NI SALUD, NI VIDA
En el tiempo en que demandaron a don Leonel él ni siquiera debía dinero. Sucedió que hay un principio en la ley que dice que si alguien es demandado por deudas, ese alguien tiene la obligación de demostrar que esa deuda no es tal. Pero Leonel no podía, porque no tenía los recibos.
—El Infonavit le cobraba a mi patrón. Y era mi patrón quien tenía los recibos. Pero el Infonavit nunca se acercó a mi patrón a buscar esos recibos.
Pero lo peor fue que pese a que él quiso resolver las cosas, en el propio Infonavit le cerraron las puertas. Don Leonel acudió primero a las oficinas en Lázaro Cárdenas, desde donde lo derivaron a Morelia. Es decir, viajó a más de 300 kilómetros para llevar unos papeles.
—¿Te imaginas lo que es para una persona que gana poco y que trabaja mucho tener que venir de pronto a Morelia? —pregunta el abogado Rodríguez.
Lo peor es que en Morelia tampoco lo atendieron.
—En la práctica el Infonavit actúa como autoridad cuando se trata de cobrar, pero como un particular cuando les pides cuentas —sintetiza otra vez el abogado Rodríguez—. En el caso de Leonel, el Infonavit es juez y parte.
Las fotografías de la casa actual que don Leonel aportó para este reportaje confirman lo que dice: vive prácticamente en la miseria mientras desde hace casi 20 años ha pagado una fortuna al Infonavit. Una que perfectamente le hubiese alcanzado para tener una vivienda completamente digna. Fuera de todos los detalles técnicos de esta maraña burocrática, un hecho es concreto:
El Infonavit le quitó a don Leonel una casa valuada en 210 mil pesos. Entre 2006 y 2018 don Leonel pagó al Infonavit una suma cercana a los 355 mil pesos solo por cobros regulares sin contar intereses. Y hoy debe al Infonavit un total cercano a los 333 mil pesos. Don Leonel vive hoy sin casa, sin salud y sin vida.
El Infonavit, esa instancia surgida para resolver las carencias de viviendas de los mexicanos y darles la posibilidad de tener una vida mejor, es hoy una máquina de destruir las vidas de los mexicanos. Una historia que recién empieza.