Por Patricia Padrón
Con la llegada del Covid-19 a México, llega también lo que será sin duda, uno de lo más grandes retos para el Gobierno Federal, el implementar políticas públicas que logren reducir al mínimo el número de contagios en el país, y por ende, las posibilidades de muerte para los mexicanos.
Que si bien es cierto, la obesidad mata a más personas que cualquier otro padecimiento en la nación, un sistema nacional de salud envuelto en desabasto y desorganización, muestra la vulnerabilidad y el doble discurso, donde se pregona que todo está bien, cuando todo está mal.
Y para muestra, el discurso-abucheo que se vivió ayer en Macuspana, Tabasco cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, –en su tierra natal–, afirmaba y defendía que todos los estudiantes de preparatoria recibían su beca, a lo que los asistentes le rebatían que no.
“A la autoridad se le respeta”, dijo, en un intento por detener la rechifla que no cesó, porque, aunque el mandatario tenga “otros datos”, la realidad permea y sale a flote, ojalá que al ser sus mismos paisanos quienes le dieran un aire de verdad a su discurso, el Presidente de la República replantee su mandato, por el bien de todos.
Y por el bien de las y los michoacanos, mañana martes, sesionará el Comité Estatal de Seguridad en Salud, un ente interinstitucional que determinará las acciones a seguir en suelo purépecha para enfrentar al Covid-19.
Cabe destacar dos cosas a favor en la entidad, este virus no sobrevive a altas temperaturas y con el cambio de clima, las probabilidades de contagio en Michoacán, se reduce; y la segunda, el comportamiento a la baja en incidencia y muerte por influenza, da muestra de una mayor concientización en la población, que deberá reforzar aún más el lavado de mano, práctica sencilla, pero muy eficaz para evitar la propagación de este tipo de enfermedades.