Por Patricia Padrón
Ante la presencia de los primeros 11 casos de COVID-19 en Michoacán, la corresponsabilidad social de la población será crucial para que la curva de contagio no colapse los servicios de salud y los grupos vulnerables no se vean afectados.
Desde antes de la confirmación de casos en la entidad, autoridades de los tres órdenes de gobierno trazaron la estrategia transversal, planteando escenarios y panoramas diversos para, en consecuencia, adelantar acciones de respuesta efectivas.
Convocados por el Gobernador Silvano Aureoles Conejo, cientos de funcionarios de todas las dependencias coordinan y realizan acciones preventivas en campo, por aire y tierra, una campaña informativa ha sido desplegada de forma intensiva en toda la entidad, incluso en lengua indígena.
Todos los sectores de la sociedad, cámaras empresariales, transportistas, Ayuntamientos, de seguridad, de culto religioso y educativos, han tenido acceso a la información que, de primera mano, ha explicado pormenorizadamente por la titular del Comité Estatal de Seguridad en Salud, Diana Carpio Ríos quien articula la implementación de los protocolos de atención en conjunto con el IMSS y el ISSSTE.
A lo que voy con todo lo anterior, es que no existe argumento que valga para que la sociedad no prevenga el riesgo de contagio, aún y cuando por necesidad tuviera que salir de su casa, tiene a su alcance la información necesaria para cuidar de su salud y no desarrollar la enfermedad.
Es momento de ser corresponsables, aplicar las medidas de autocuidado y proteger a quienes más lo necesitan desde el hogar, sin hacer caso a los abrazos y besos que desde el Gobierno Federal, que encabeza Andrés Manuel López, se recetan en cadena nacional para hacer frente a la pandemia, y no, los amuletos tampoco funcionan.
