Humberto Urquiza Martínez
El paso de la pandemia del COVID-19 obligará a transitar a una nueva forma de “normalidad” electoral, cuyo principal objetivo será, evitar acciones que signifiquen posibles espacios de infección o transmisión del virus, que impactará en cambios como: formas de sesionar de los órganos electorales, actos de precampaña y campaña, recolección de respaldos ciudadanos, reuniones políticas, mítines, debates políticos, capacitación electoral, el propio desarrollo de la elección en cada una de las casillas, así como el cómputo y los recuentos electorales, lo que constituirá un primer gran reto que tendrán las autoridades electorales, para lo cual, deberán emitir lineamientos a pesar de no tener el mejor marco legal para ello.
Sin embargo, el paso a esa innovadora normalidad para procesos electorales requiere de un tópico por resolver: la integración de los órganos electorales nacional y estatal, sin lo cual, será muy difícil concretar el inicio de esa nueva realidad comicial.
El caso pasa por la integración de 4 consejeros del INE. Si bien se podría pensar que, de 11 consejeros, se cuenta con 7 de ellos, con los que se tiene la mayoría para poder sesionar y seguir adelante con los trabajos electorales, entre los que están los nombramientos de los consejeros electorales locales, sin embargo, la normativa electoral mandata que los nombramientos en los institutos electorales locales, deben de ser con, por lo menos, 8 votos, situación que sin aquellos 4 consejeros nacionales faltantes, es imposible alcanzar.
No son muchas las decisiones que tienen el carácter de calificadas al interior del INE, pero la coyuntura de la necesidad de tener completa la integración de los Institutos locales, hace que, al día de hoy, el hecho de que el INE no cuente con por lo menos 8 consejeros sea un factor fundamental y determinante para entrar a un proceso electoral, pero sobre todo, para poder cambiar hacia esa nueva normalidad en elecciones.
La decisión para integrar la alineación completa en el INE es de la Cámara de Diputados federales, lo que esperemos sea pronto, no queremos pensar que la lucha entre la dirigencia del INE y el Ejecutivo federal sea un factor en la decisión del cuerpo legislativo federal.
Hoy más que nunca, el tiempo es oro y no sólo para la propia legislatura federal, sino también para el INE, ya que una vez que tenga la integración completa, tendrá muy poco tiempo para que antes de la primera semana de septiembre, pueda nombrar a los mejores perfiles. Las designaciones de consejeros locales se convierten en el verdadero factor para el buen funcionamiento de los institutos electorales locales. Ya que no sólo es indispensable tener completo a los Institutos electorales, en tiempo y forma, así como con perfiles serios e institucionales, sino que resulta determinante contar con especialistas en materia electoral, lo que evitará que, ante la curva de aprendizaje, no se ponga en riesgo decisiones técnicas que pueden tener efectos políticos y jurídicos en la elección.
Es así que la designación de los consejeros que deberán de iniciar el proceso electoral 2020-2021, no pueden estar dirigidas hacia perfiles que no conozcan la materia electoral, hacerlo así, será un muy mal mensaje para el buen desarrollo de los comicios.