Metapolítica
Morelia, Michoacán.- La libertad de la que gozó Hong Kong desde 1997, cuando dejó de ser colonia británica y pasó a manos chinas, parece haber llegado a su fin.
El pasado martes el parlamento de China aprobó una controvertida ley. Desde ahora Pekín ostenta nuevos poderes en Hong Kong, que ya implicó una violenta represión y cuyos críticos temen que se agrave.
En la práctica, parece ser el fin del famoso modelo chino de “un país, dos sistemas”, que la historia del siglo XX explica.
El concepto fue idea de Deng Xiaoping, gobernante chino desde 1981 hasta 1989, para resolver la reunificación de China. Desde 1842, Hong Kong era colonia británica. En 1898, China accedió al alquiler gratuito de los llamados Nuevos Territorios, entre ellos Hong Kong, por 99 años.
El plazo venció en 1997. Desde entonces la china comunista se hacía cargo de nuevo de un centro mundial del capitalismo financiero consolidado bajo el dominio inglés.
Fue el inicio de “un país, dos sistemas” que parece haber llegado a su fin esta semana.
La nueva norma china, considerada por Occidente como una amenaza a las libertades de los hongkoneses, fue aprobada por el Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular, equivalente al Poder Legislativo chino.
Y tiene como objeto criminalizar la secesión, subversión y colusión con fuerzas extranjeras. De paso, restringir el derecho a las protestas y la libertad de expresión. La ley permite reprimir cuatro tipos de crímenes contra la seguridad del Estado: actividades subversivas, secesión, terrorismo y colusión con fuerzas extranjeras.
En los hechos, la policía de Hong Kong detuvo el pasado miércoles a al menos 370 personas durante las protestas.
Una decena de ellas sufrieron el rigor de la nueva ley, apenas 24 horas después de ser promulgada por Pekín. El motivo de las protestas fue, justamente, el rechazo de miles de hongkoneses a este abrupto cambio en sus condiciones políticas.
Por lo pronto, los cálculos de Occidente no son optimistas. El soberbio gigante asiático es históricamente poco dado a conceder prerrogativas. Ante el reclamo de recientes países como Inglaterra y Estados Unidos, China respondió que la nueva ley “es asunto nuestro”.
La nueva historia en ese pedazo del mundo recién empieza.
