Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Tras la explosión en Beirut, Líbano, el permanente polvorín que es Medio Oriente sumó hoy una nueva historia. Y otra vez llena de medias verdades, mensajes cifrados y desconfianza general.
El área en cuestión es observada por muchos analistas e historiadores como una de las mas —sino es que la más— conflictivas de todo el mundo.
Y lo es por razones históricas: fue cuna de civilizaciones, y durante el mundo antiguo también fue lugar de paso de todos los ejércitos importantes del mundo.
Y también por razones más modernas: en parte la torpeza imperial, principalmente tras el absurdo reparto de la zona entre Inglaterra y Francia tras la Primera Guerra Mundial, y la instalación del estado de Israel tras la Segunda.
Ambas razones (y muchas otras que sería largo enumerar) han logrado agravar todos los conflictos inherentes. Hoy, si se sigue la lógica geopolítica más básica, no se ve solución posible.
La explosión en Beirut es todo un misterio. La versión oficial: un accidente. El primer ministro libanés, Hasan Diab, reveló en una reunión con el presidente de la República, Michel Aoun, que un cargamento de nitrato de amonio de 2 mil 750 toneladas sin custodiar fue la causa de la explosión.
Diab prometió que no descansará hasta encontrar al responsable y “aplicarle el castigo máximo”, aunque para él ese responsable lo es por negligencia y no por dolo. “No es aceptable que un cargo de nitrato de amonio que pesa 2,750 toneladas esté desde hace seis años en un almacén sin tomarse las medidas preventivas, exponiendo la seguridad de los ciudadanos”, dijo.
La versión libanesa, por tanto, tiende a descartar la posibilidad de un atentado.
Pero las dudas arrecian. Y sobre todo si el que las instala es el mismísimo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien dada la naturaleza de su cargo cuenta con muchos de los más grandes especialistas del mundo en bombas, explosiones y complots políticos.
La explosión en Beirut es todo un misterio. La versión oficial: un accidente. Pero las dudas arrecian. Y sobre todo si el que las instala es el mismísimo presidente de estados Unidos, Donald Trump, quien dada la naturaleza de su cargo cuenta con muchos de los más grandes especialistas del mundo en bombas, explosiones y complots políticos.
“La explosión fue en realidad un ataque con algún tipo de bomba. Parece un ataque espantoso”, dijo Trump en una rueda de prensa esta tarde.
Y fue más allá:
“Me he reunido con algunos de nuestros grandes generales, y ellos parecen sentir que lo fue (un ataque). Esto no fue un suceso tipo una explosión industrial. Los generales lo sabrán mejor que yo, pero parece que piensan que fue un ataque, fue algún tipo de bomba”.
Hasta hace pocos momentos aún no había una explicación oficial consistente para las explosiones, y menos si las versiones se contradicen: primero se dijo que fue pirotecnia. Después ya no. Una incertidumbre que hace válida cualquier teoría.
El polvorín del planeta parecer arder de nuevo.
