Metapolítica
Morelia, Michoacán.- El Congreso de Oaxaca aprobó este miércoles prohibir la venta de bebidas azucaradas y alimentos chatarra a menores de edad. Una medida inédita en todo el país.
Pero una ruta que nació meses antes.
En abril del 2019 se reformó la Ley para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos Sólidos para prohibir en Oaxaca, la venta, distribución, comercialización y empleo de plásticos como unicel y popotes.
Cuatro meses más tarde, en agosto, el Congreso de Oaxaca aprobó reformas al Código Civil local con las que el estado se sumó a las entidades que reconocen el derecho a casarse de las personas del mismo sexo. Y lo hizo pese a que —según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Publica (CESOP) de marzo de 2020— el 62.2% de los oaxaqueños está en contra del matrimonio igualitario.
Más tarde, en octubre de 2019, tras reformarse el Código Penal en el Periódico Oficial del Estado de Oaxaca, se evitó la criminalización de las mujeres que decidieran no tener hijos al tener menos de 12 semanas de embarazo. Una solución a una deuda histórica: en noviembre del 2019, según el foro “Promoviendo los derechos sexuales y reproductivos de niñas, niños y adolescentes” convocado por el Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos, Oaxaca estaba en el tercer lugar en embarazos de niñas, adolescentes y jóvenes en el país, y el octavo en muerte materna.
En suma:
despenalización del aborto; matrimonio igualitario; primer estado en prohibir embalajes de plásticos y venta de comida chatarra a menores de edad…
No es poco para un estado con una reconocida y asumida base indígena y rural.
Los hechos demuestran que en pocos años Oaxaca dio varios pasos adelante.
Entre las reformas e iniciativas aprobadas solo en últimos meses destacan, además de las mencionadas, que ninguna institución pública debe pedir actas actualizadas de nacimiento; modificaciones al Código Penal para frenar la aparición de cajas de ahorro y castigar a los responsables de fraudes a través de este tipo de instituciones financieras con 12 años de cárcel; prohibición de retener placas, tarjetas de circulación, licencias de manejo o vehículo por alguna infracción de tránsito; paridad de género; extinción de dominio; reconocimiento constitucional del pueblo afromexicano; endurecimiento del castigo contra violencia política y tipificación como delito del turismo sexual infantil.
Oaxaca parece haberse convertido, de la noche a la mañana, en uno de los polos progresistas en México y Latinoamérica.
Y un detalle llama poderosamente la atención: el rol de las mujeres.
Desde el Congreso
A nivel oficial, ellas gobiernan en el Congreso de Oaxaca. La actual legislatura tiene un total de 42 diputados. 23 son mujeres y 19 hombres. Una tendencia que abona a que México se ubique hoy entre los primeros cinco países en paridad de género, de acuerdo con la Unión Interparlamentaria que registra los datos de 192 parlamentos de todo el mundo.
Oaxaca parece haberse convertido, de la noche a la mañana, en uno de los polos progresistas en México y Latinoamérica. Y un detalle llama poderosamente la atención: el rol de las mujeres.
La mayor parte de las iniciativas más importantes que se mencionan en esta nota provienen de mujeres. El matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, la restricción de la comida chatarra y la penalización del turismo sexual infantil fueron propuestas por diputadas.
“La aprobación de la despenalización del aborto en Oaxaca a partir de las 12 semanas de gestación es una lucha feminista de hace muchos años”, celebró en 2019 la diputada local Hilda Pérez Luis.
Y respecto del matrimonio igualitario, aseguró Magaly López: “los Derechos Humanos son para todas las personas, no son privilegios reservados para algunas”.
Heroínas anónimas
A nivel cotidiano hay también acciones mediáticamente menos visibles, pero igual de importantes.
Por ejemplo, hay un dato interesante: según la citada encuesta del CESOP, quienes más tolerancia mostraban ante el matrimonio igualitario eran las mujeres oaxaqueñas.
Y otro asunto es la sobrevivencia familiar. De acuerdo a cifras de Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI), en Oaxaca 240 mil 561 hogares tienen jefatura femenina. El octavo lugar después del Estado de México, la Ciudad de México, Veracruz, Jalisco, Puebla, Guanajuato y Michoacán.
Un liderazgo que proviene de la necesidad.
“Los conflictos por la defensa de la tierra han originado una violencia permanente en las zonas rurales del estado y han tenido efectos específicos en las mujeres que habitan en las áreas involucradas”, dice el estudio ‘La violencia hacia las mujeres en Oaxaca. En los caminos de la desigualdad y la pobreza’”.
“Entre los efectos en la vida de las mujeres”, agrega, “destaca el hecho de que en muchos casos ellas se convierten en las únicas proveedoras de la familia ya que los hombres se dedican al conflicto o salen de la población para evitar involucrarse, de ahí que tengan que adoptar el rol de proveedoras, aunque no existen condiciones que les permitan realizar alguna actividad fuera de la casa. Además, para el ejercicio de este nuevo rol muchas veces no cuentan con el reconocimiento formal de sus comunidades”.
Un empoderamiento femenino que hoy está cambiando el rostro de uno de los estados históricamente más complejos del país.
Por lo pronto, ya hay motivos para esperar mejores tiempos. La cantante Lila Downs, nacida en el oaxaqueño municipio de Tlaxiaco, sintetizó en enero de este año parte del desafío que las propias mujeres dicen haber asumido:
“Oaxaca es una plataforma para el resto de Latinoamérica por su particular relación con las raíces originarias. Y es importante que desde lo rural y desde la ciudad se pueda asumir una visión progresista propia”.
Un progresismo sui generis que en los últimos meses ha tenido al estado en el centro de los debates nacionales y que surge de la urgencia de atender los pendientes de una de las zonas más históricas, complejas y necesitadas de México.
Las mujeres de Oaxaca, predominantemente indígenas y rurales, podrían estar marcando el camino para el resto de Latinoamérica.