Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Para los más avezados, la escena que ya se viralizó en México refrescó una imagen repetida desde hace más de 500 años:
un hombre blanco, extranjero, a quien nadie invitó, se para en medio de un lugar sagrado para los habitantes locales y empieza a explicarles en qué o quién tienen que creer.
Ocurrió esta tarde, cuando un estadunidense identificado como Phillip Blair visitó un santuario de la Santa Muerte en Tepito y encaró a los creyentes. El sujeto llegó con un micrófono, bocinas y un traductor (y sin cubrebocas).
“No necesitan a la Santa Muerte, necesitan a Jesucristo”, dijo.
No le fue bien. A los pocos minutos los propios trabajadores de Tepito lo expulsaron del lugar.
“Manito, escúchame, aquí no”, fue lo más suave le dijo una creyente de la Santa Muerte.
En su cuenta de twitter Blair se define como “seguidor de Jesucristo. Padre. Evangelista. Director de Ministerios Antorcha de Cristo. Antiguo infante de marina de los Estados Unidos”.
Un hecho que pudiera quedar en la anécdota, pero que encierra un complejo simbolismo intercultural.
“La noción de imperio, eminentemente occidental, no aporta ningún parámetro apropiado para explicar la organización política y social precolombina” escribió el abogado Jorge Sánchez Cordero en la revista Proceso en abril del 2019. “Nada más lejano al esquema cultural mesoamericano que el arquetipo europeo de Estado nacional hegemónico; éste jamás formó parte de sus designios”. Un comentario que perfectamente podría extrapolarse a este caso.
Sobre la Santa Muerte, “para poder entender el culto debemos, por un lado, romper con prejuicios e ideas erróneas que nos han vendido; y, por el otro, hacer a un lado la descalificación y satanización de la Iglesia Católica” afirma la Profesora-Investigadora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la UNAM Claudia Reyes Ruiz.
También atisba una explicación acerca de la penetración en las clases populares:
“La Santa Muerte es un culto popular que nace de manera clandestina ante la desaprobación de la Iglesia Católica, pero más que nada es un recurso espiritual para enfrentar la condición de vulnerabilidad de los devotos; da respuesta a sus seguidores ante la crisis económica, social y religiosa que pervive en nuestro país. En el ritual del culto no existe sermón y los fieles aseguran que la Santa no juzga ni castiga; es pareja con todos”.
Y en el caso específico de Tepito, en donde realizó varias investigaciones de campo, afirma:
“Hombres, mujeres, niños, taxistas, guardias de seguridad, comerciantes de lo legal e ilegal; amas de casa, homosexuales, obreros, sexoservidoras, aquí no importa quién eres, a qué te dedicas o qué preferencia sexual tienes, todos adquieren una identidad sin cuestionamientos y un sentido de pertenencia”.
“La Santa Muerte da respuesta a sus seguidores ante la crisis económica, social y religiosa que pervive en nuestro país.
Una pertenencia que claramente no ofrece un exmarine y fanático religioso venido de una realidad tan delirante pero tan completamente distinta como la mexicana.
