Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Que Cuba suele tener la medicina más avanzada del continente no es una sorpresa. Ni tampoco lo es el bloqueo informativo que se cierne sobre todo lo que tiene que ver con la isla.
Estas dos directrices parecen haberse mezclado esta semana.
La vacuna “Soberana 01”, producida y elaborada íntegramente en Cuba, comenzó los ensayos clínicos en humanos y se convirtió en la primera de América Latina en avanzar a esa segunda fase.
En síntesis: Cuba podría ser el primer país latinoamericano en tener su propia vacuna contra el coronavirus.
La vacuna cubana es una más de las 29 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya autorizó para estudios clínicos, de un total de 167 en todo el mundo.
Mientras tanto, en Latinoamérica hay diez vacunas autóctonas en desarrollo, pero Soberana es la única que ya superó la fase preclínica.
La directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas, Dagmar García Rivera, ha dado más luces sobre los avances.
“La vacuna reporta cero eventos adversos graves luego de la inyección de los primeros 20 voluntarios”, dijo en su cuenta de twitter. Y explicó que la muestra incluirá a 676 personas de entre 19 y 80 años, y se prevé que los resultados estén el 1 de febrero.
No es extraño.
Cuba produce ocho de las once vacunas de su programa nacional de inmunización, que tiene una cobertura superior al 98%, y es gratuita y universal. En 1990, logró una vacuna propia contra la Hepatitis-B, con lo cual casi desapareció la enfermedad en la isla. Y ya en 1962 el país fue el primero del mundo en erradicar la poliomielitis.
Y frecuentemente médicos cubanos refuerzan los planes de salud de todo el mundo ante contingencias.
El remedio para el COVID-19 —del cual el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, exhibe orgullosos avances en etapas aún preliminares— podría estar más cerca de lo que de piensa.