Héctor Tapia
Este martes se dio a conocer la última encuesta realizada por Campaings & Elections donde destacaron varios elementos de interesante lectura, pero en esta columna nos enfocaremos sólo a uno de estos aspectos: la irrupción, por decirlo de alguna manera, de Carlos Herrera Tello como puntero por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) para ser el abanderado al gobierno del estado.
El Secretario de Gobierno desplazó al senador Antonio García Conejo, cuando menos en esta medición, en la intención del voto para ser candidato a la gubernatura por su partido.
García Conejo, en una constante tendencia desde que comenzaron a realizarse las mediciones, venía encabezando el nivel de intención en su partido, pero no crecía en términos numéricos, menos a la hora de los careos donde se le ponía frente a frente a otros posibles punteros por otros partidos.
Incluso, hay que decirlo, el PRD permanece en una constante, también, de aparecer en la cuarta posición como partido en la intención del voto de parte de los encuestados; y, sin embargo, Herrera Tello repuntó de manera interna en su partido.
Este comportamiento numérico tiene concordancia con la mediatización permanente que ha tenido el encargado de la política interna a partir de la agenda pública de la administración estatal, donde ha tenido foco mediático desde hace ya varios meses, además del aprovechamiento de algunos sucesos para “colgarse” y estar en la mirada pública de manera constante.
En su lucha o ruta por convertirse en una opción del partido del sol azteca Herrera Tello, alcalde con licencia de Zitácuaro, ha utilizado temas como la historia de la salida del equipo de futbol de Monarcas Morelia y la posterior llegada de lo que sería Atlético Morelia. Aprovechó la coyuntura, contó historias periféricas para que estas lo fueran poniendo a él en el foco de atención durante todo el proceso.
En la misma ruta ha pautado contenidos que no propiamente tienen que ver con sus responsabilidades como secretario de gobierno de la administración estatal, sino como personaje público, político; contenidos que han buscado “humanizarlo”, y que lo han llevado a tomar decisiones como la de acompañar a familiares de migrantes a través del Programa de Palomas Mensajeras.
Y ahora, más reciente, al resultar positivo el gobernador Silvano Aureoles Conejo a COVID 19, que lo mantuvo “encerrado” por un breve periodo de días, fue la coyuntura para que Carlos Herrera tomara lugar protagónico también en las giras de trabajo.
En resumen, se le está apuntalando, se le impulsa, para “hacerlo crecer” en cuanto al nivel de intención del voto.
Esto, hay que decirlo, es apenas una primera parte, es lo interno.
El PRD sabe que tiene pocos perfiles competitivos para la gubernatura. Sí, lo sabe. Y el senador Antonio García no ha reflejado crecimiento o aprobación en el electorado. Por tanto se podría entender que están buscando apostar a otra carta, y en este escenario se genera la expectativa de si el senador también ve lo que los demás ven, que él no crece y que por el contrario genera rechazo, incluso al interior de su partido.
Luego de lo interno, o mejor dicho de manera paralela, también vienen otros aspectos como lo es la definición de una política de alianzas. Como se sabe de manera clara el PRD y el PRI en el estado han dejado en evidencia que la intención es ir juntos, aunque el PAN todavía mantiene distancia.
Y es en este escenario, de la política de alianzas, en que de seguir esta tendencia de que Carlos Herrera sea el que abandere al sol azteca, él será sometido a la mesa frente a otros perfiles que tengan los partidos que decidan ir en este bloque contra Morena.
Por ello los partidos en lo individual y sus referentes están apresurados en fortalecerse de manera interna y de buscar crecer para el momento en que se tengan que tomar las definiciones correspondientes y estar en la mejor posición para ganar espacios.
Sobre si Carlos Herrera sería o no la mejor opción para el bloque, esto es otro tema de análisis. Lo inmediato es que aparentemente las tendencias han dado un viraje. Veamos si se sostiene, o si se replica en otras mediciones.
