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CRÓNICA // Habla testigo clave: así fue parte de la trama que terminó con la muerte de Jessica

El caso de Jessica González Villaseñor, la joven maestra asesinada la semana anterior, sigue provocando el repudio de miles de morelianos. Su familia llama a detener la escalada de violencia contra mujeres inocentes, y la Fiscalía ya giró una orden de aprehensión contra el principal sospechoso. Mientras tanto, testigos clave en el caso intentan rehacer sus vidas. Metapolítica entrevistó a uno de ellos, cuya versión resultó vital para las pesquisas que hoy realiza la Fiscalía. Esta es su historia.

Por Eduardo Pérez Arroyo

Morelia, Michoacán.- Desde temprano ese 22 de septiembre no parecía un día normal. Y menos para Cristóbal González Villaseñor.

Ya intuía que algo extraño le había ocurrido a su hermana.

—Soy su hermano. Desde las 5 de la tarde (del lunes 21) no logramos encontrar a Jessica —dijo Cristóbal en sus redes sociales durante la madrugada del martes 22—. Lo que sabemos es que supuestamente salió con este hombre.

Se refería al conductor de Uber de quien, en primera instancia, sospechaba.

Ese día, presa de la desesperación, publicaría al menos ocho posteos distintos sobre su hermana.

Cristóbal ignoraba lo que se fraguaba en otra parte de la ciudad. Algo que, hasta donde han avanzado las investigaciones de la Fiscalía, implicaba directamente a Jessica.

Ese mismo 22, a la misma hora que Cristóbal pedía desesperadamente ayuda a través de los medios, L.G. y su compañero —ambos trabajadores de un autolavado ubicado en Lomas de Santa María— recibían el encargo de limpiar un Volkswagen gris.

“Me interesa que le limpies la cajuela” les dijo Hanna, la chica que llegó en aquel carro. “En especial, céntrate en la cajuela”.

—Hanna fue la que llevó el carro, y Diego llegó más tarde y se retiró pronto —diría L.G. más tarde a Metapolítica—. Los dos hicieron mucho hincapié en que limpiáramos bien la cajuela, sin fijarse en lo demás. Era como si no les interesara que el resto del coche quedara limpio.   

Pero eso sería después, varios días después. Porque en ese momento L.G. y su compañero solo se dispusieron a cumplir el encargo de la joven clienta.

—El Wolkswagen gris fue llevado por la chica llamada Hanna, y Diego llegó entre las 14:00 y las 15:00 horas junto a otra persona en otro auto, un BMW blanco. Querían supervisar el Wolkswagen. Después se fueron.

Nunca regresarían por el auto.

Mientras limpiaban el carro, L.G. vio dos cosas que en su momento no significaron nada pero que en su mente cobraron sentido tras conocer el desenlace que hoy está en voz de toda la ciudad.

—La cajuela estaba muy sucia, con mucho lodo —recuerda—. Lo otro es que los rieles de los asientos traseros estaban doblados.  

También, junto con su compañero, encontraron una credencial de Diego M. en su interior.   

“Indirectamente me involucré demasiado con el caso de Jessica Villaseñor y quería comentarles un poco de lo que sé”, dijo L.G. en sus redes sociales el 24 de septiembre, cuando ya se conocían más detalles del caso.

Diego M. es hoy buscado como el principal sospechoso del asesinato de Jessica González Villaseñor. Una historia que inició en Morelia, pero que ya tiene a todo el país clamando por justicia para una nueva víctima de la violencia de género. 

“LE PODRÍA PASAR A CUALQUIERA”

Entre el martes 22 y el miércoles 23 la ciudad ardió. El caso de Jessica ya era noticia local y miles de mujeres, en solidaridad con la entonces desaparecida, salían a las calles o manifestaban su repudio a través de las redes sociales.

Un hecho chocaba más: la versión del hermano de la víctima de que el caso permanecía entrampado porque cualquier pesquisa requería de la autorización de un juez.

Mientras tanto, la imagen de Jessica como protagonista de una nueva Alerta Alba comenzaba a viralizarse en la entidad.

“El día 21 de septiembre, siendo las 16:50 horas, Jessica salió de su casa ubicada en la colonia Mártires de la Plaza de Morelia, refiriendo que se reuniría con un amigo de nombre José Luis. Se desconoce desde ese momento su paradero” decía el frío documento distribuido oficialmente a través de varios canales institucionales.

Al mismo tiempo, Cristóbal realizaba un incansable trabajo para difundir los pormenores del caso de su hermana.

“Mi nombre es Cristóbal González Villaseñor y estoy aquí para reportar la desaparición de mi hermana Jessica que sucedió el día de ayer”, afirmó en un video en Facebook. “A la ciudad le pido empatía, porque esto le pudo haber pasado a cualquiera”.

Sus lágrimas calaron hondo entre los morelianos. No serían las últimas.

EL ROL DE LA FISCALÍA

En entrevista con Metapolítica, L.G. asegura que el día 23 puso todos los datos en manos de la Fiscalía.

—El primer día no sabíamos nada —dice—. Al día siguiente, el 23, llegó la Fiscalía, y me empezaron a hacer preguntas. Les respondí, y después les pregunté en qué estaba implicado el carro. Me respondieron que en la desaparición de una persona.

“Más tarde”, agrega, “un compañero me dijo que había un caso muy famoso. Solo entonces relacioné el carro con Jessica”.

“La Fiscalía General del Estado de Michoacán lleva a cabo las actuaciones idóneas y pertinentes para dar con el paradero de Jessica González Villaseñor”, dijo la propia Fiscalía el jueves 24 de septiembre. “Como parte de las diligencias, este día se intensificaron acciones de búsqueda en varios puntos de la ciudad”.

Actuaciones que, a la larga, resultaron inútiles.

L.G. señala que un compañero de trabajo se dedicó completamente al coche, y que a él solo le correspondió sacar los asientos.  

—No vimos nada fuera de lugar: ni manchas de sangre o rastros de lucha. Solo lo sucio que venía en la parte de la cajuela. 

También narra al menos dos errores flagrantes en la actuación de la Fiscalía (de los cuales este medio dará cuenta en su momento). Uno de ellos implicó que miles de morelianos, sin conocer detalles, arremetieran contra él y sus compañeros de trabajo.

“Que quede claro: nosotros solo prestamos nuestros servicios, sin saber en lo que ellos estaban implicados” dijo L.G. a través de sus redes sociales el sábado 26, en un intento de frenar los ataques generados a través de las redes sociales. “Hemos cooperado de la mejor manera en cuanto al caso, lo que menos queremos es vernos en problemas por solo hacer nuestro trabajo”.

—Solo queremos que nos dejen en paz —dice hoy L.G. a Metapolítica.

Una paz que hoy le parece ser esquiva a una ciudad completa.

Diego M., el presunto feminicida, ya es buscado por la justicia mexicana. El domingo el Fiscal General del Estado en Michoacán, Adrián López Solís, reveló una orden de aprehensión en su contra, que incluye una ficha roja de Interpol destinada a repatriarlo a México en caso de que hubiese abandonado el país. Agregó que las investigaciones y entrevistas de testigos arrojaron las circunstancias en que ocurrió el crimen.  

Mientras tanto, el testimonio de L.G. aclara algunos momentos de la trama general.

Jessica González Villaseñor, una joven maestra recientemente titulada y que desde Morelia impartía clases de educación básica a sus alumnos en Guanajuato, desapareció el lunes 21 de septiembre. Según las pesquisas, la última persona con quien se le vio fue Diego M. El viernes 25 fue hallada sin vida en una zona de Altozano, con golpes en diferentes partes del cuerpo y otras señales de violencia. La principal línea de investigación de la Fiscalía establece que Diego M. habría encargado a Hanna S. trasladar el coche Volkswagen gris hasta el autolavado ubicado en la calle Juan José Tablada de la colonia Lomas de Santa María, supuestamente para borrar las huellas de algo que no querían que se supiera.

Hanna ya declaró ante la fiscalía. Diego M. continúa prófugo.

Desde la semana transcurrida entre el 21 y el 27 de septiembre la vida ya no sería igual para Morelia, para L.G. ni para los familiares de una víctima más de la violencia desatada en el México actual.

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