Metapolítica
Morelia, Michoacán.- Nunca un candidato demócrata a la presidencia de EU ha ganado ese estado desde Jimmy Carter. Eso fue en 1976. Pero hoy podría cambiar: los cambios demográficos, el rechazo de la retórica de Trump en los suburbios y la alta cifra de participación este año.
El hecho es que numerosos analistas aseguran que existe la posibilidad real de que los 38 votos electorales del estado petrolero vayan al candidato demócrata.
El optimismo tiene sus bases. Texas es un estado republicano en las últimas cuatro décadas, en donde en 2016 Donald Trump ganó con casi de 10 puntos. Pero hoy está técnicamente empatado en las encuestas.
Y se trató de un cambio anunciado. Texas ha tenido dos modificaciones demográficas centrales: aumento de población hispana y más votantes jóvenes.
También se trata de un estado tradicionalmente definido por la dinámica urbana-rural, con las ciudades más propensas a votar demócrata y el campo tierra fértil republicana. En ese sentido el poder de los suburbios, hoy rebosantes de población hispana, ha adquirido relevancia.
“Tradicionalmente identificadas con el voto republicano, las zonas suburbanas también están creciendo en población y en diversidad”, apunta Juan Pablo Garnham, periodista del periódico Texas Tribune.
La participación es otro factor.
“Texas no es un estado republicano, sino un estado que no vota”, dice Garnham. Por eso mismo una gran participación este año podría ser clave. Por lo pronto, ya el viernes Texas superó en votos anticipados la totalidad de votos emitidos en la elección de 2016.
“Hay un factor de ‘entusiasmo electoral’ que hace a los demócratas soñar un con ‘Texas azul’”, agrega Garnham. Y señala que los bloques demográficos tradicionalmente más lejanos a los locales de votación han sido los jóvenes y los hispanos.
Y por eso mismo las cifras de este año pueden hacer la diferencia.