Por Héctor Tapia
A Las Trojes los que llegaron no lo hicieron obligados, aunque también otros no cayeron en “la trampa”. La mayoría tenía algo que ganar, aunque sea un poco, más que perder. Quizá sólo uno o dos si quedaron en una situación incómoda; otros no picaron el anzuelo y no fueron.
Si bien no era un secreto el encuentro, este se socializó de tal forma que se convirtió -pareciera a solicitud de uno de ellos- en un show mediático y en una pasarela en –casi- alfombra roja para los asistentes, en la antesala de la construcción de una eventual alianza electoral principalmente entre el PRD, PAN y PRI.
En la entrada a Las Trojes las entrevistas se iban desahogando conforme iban llegando, creciendo la expectativa sobre esta reunión de aspirantes, sobre todo porque es fundamentalmente parte del bloque que hará un contrapeso a la propuesta que presente en su momento Morena para la gubernatura.
El primero en llegar fue Víctor Silva Tejeda, sin titubeos se paró frente a la cámara y respondió a los cuestionamientos de uno de los medios que estuvo apostado haciendo cobertura especial y detallada de este encuentro; el segundo fue el legislador local panista Arturo Hernández Vázquez.
El tercero en llegar al encuentro fue Armando Tejeda Cid, diputado federal panista, y le siguieron el independiente Alfonso Martínez Alcázar, el diputado local Antonio Soto Sánchez y el secretario de gobierno Carlos Herrera Tello.
De los contemplados inicialmente no acudieron ni Adrián López Solís, Fiscal General del Estado, el senador Antonio García Conejo ni el empresario Valentín Rodríguez. Estos no cayeron en lo que para muchos fue una emboscada.
La convocatoria fue, de acuerdo a varias de las fuentes de este encuentro, Carlos Herrera Tello, secretario de gobierno, quien quiso, se entiende, comunicar que los asistentes le respaldaban. Aún cuando todos ellos son aspirantes, y también aún cuando, efectivamente, muchos no lo ven mal para ser postulado. Pero, lo cierto, es que no todo está dicho.
El mensaje y objetivo inicial fue dado: generar expectativa. Sólo eso. Nada más. Esa mesa no tiene carácter resolutivo, ni de tomar decisiones. Por ello esta mesa se entiende como una mesa netamente “fraterna”, para enviar el mensaje de que caminan en una misma ruta, cuando menos entre aspirantes, aunque en esta mesa no estén ni los liderazgos ni estén a nombre de ellos, ni tampoco esté el gobernador.
De la mesa, ¿quién parece ser el que pierde más?, es Víctor Silva Tejeda, fundamentalmente porque su partido, el PRI, el que dirigió por varios años a nivel estatal, es el que ha sido vapuleado por el PAN; no sólo ha sido minimizado, sino que excluido. Los aspirantes del PAN que acudieron ganan con este encuentro, porque en primera instancia no se veían competitivos y de pronto están sentados todos a la mesa con los otros partidos; y por el PRD, ellos se mantienen y generan expectativa, aunque saben que es probable que ninguno de los que acudieron sería el candidato.
La mesa fue, entonces, puro “Bluff”, porque no fue de carácter resolutivo; fue el fanfarroneo que enmarca las jugadas de póquer. Fue elevar la apuesta.
Cuando se instalaron en la mesa lo primero fueron los saludos entre risas, el pedir agua mineral, naranjadas y más risas, y –sabedores de las miradas de los representantes de los medios de comunicación a mesas de distancia- volteaban a todos lados. Haciendo natural una conversación que a lo lejos se escuchaba más enfocada a los tópicos obligados sobre el proceso electoral.
Luego, vino la lucha de egos. Gentilmente se fueron enumerando quienes llegaron por votación, y lo complejo que resulta una contienda constitucional. Vinieron también, en tono de charla y risas, experiencias electorales de los partidos y las de ellos en particular. Era para abrir apetito antes de los cortes y ensaladas que llegaron a la mesa.
Me atrevo a decir que fue una emboscada porque fue más allá de un trascendido. Convocaron no sólo a políticos sino a varios medios para dar cobertura a un evento que se pensaría tendría que ser privado. No lo fue. Fue, entre comillas, público. La idea era exhibirse. Placearse. Hacer alarde de ello a convocatoria de uno de ellos, aunque algunos de los asistentes quedaran en medio, no sin rechazo porque estaban en “la mesa”.
Para algunos no pasó desapercibido que los acuerdos llegan arriba, entre las dirigencias nacionales y el #1, como le llaman al gobernador. Pero una mesa de estas no hace daño, no resta. Por ello placearse no se vio mal, aunque no hubiera como tal resolutivos.