Metapolítica
Morelia, Michoacán.- 10 días. Es el lapso de tiempo que oficialmente le queda a Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Un plazo que aunque no imposibilita su salida anterior or juicio político, limita extremadamente el margen de maniobra de quienes lo quieren sacar antes de la fecha oficial.
El tema no es menor. Como contadas veces en la historia la historia moderna de Estados Unidos, esta vez parece haber consenso político en que tras los hechos de violencia ocurridos esta semana en el Capitolio lo mejor sería destituirlo por la puerta de atrás.
Un análisis en el que están de acuerdo demócratas y republicanos. Pero que choca con el factor tiempo.
Y sin embargo, no todo está perdido para quienes confían en el poderoso simbolismo que implica sacar a Trump a la fuerza de la Casa Blanca (algo que básicamente serviría para recomponer la imagen hoy por los suelos del país). Según el New York Times, es posible sancionar a Donald Trump aun después de que deje la Presidencia.
“La historia da poca guía sobre la cuestión de si un presidente puede ser sometido dos veces a juicio político”, dice el medio, “y los abogados de la Cámara se apresuran para entender los contornos legales y constitucionales”.
Y señala que hay un precedente.
“En 1876, la Cámara sometió a juicio político al secretario de Guerra del presidente Ulysses S. Grant por corrupción, incluso después de que este renunciara a su cargo. El Senado en ese momento consideró si todavía tenía jurisdicción para oír el caso de un exfuncionario, y determinó que la tenía. Al final, el secretario fue absuelto”.
También rescata voces de especialistas en el tema como Michael J. Gerhardt, un estudioso constitucional de la Universidad de Carolina del Norte: no hay razón por la que el Congreso no pudiera proceder.
“No tendría sentido que los antiguos funcionarios, o los que se retiren justo a tiempo, escapen a ese mecanismo de reparación”, escribió. “Por lo tanto, no hace falta decir que si un juicio político comienza cuando un individuo está en el cargo, el proceso puede seguramente continuar después de que renuncie o se vaya de otra manera”.
El pasado 6 de enero una turba de fanáticos de Trump irrumpieron en el Capitolio reclamando fraude electoral, alentados desde Twitter por el propio presidente
El cóctel incluyó agentes de policía con pistolas, gases lacrimógenos, congresistas escondidos, extremistas de pie en el lugar que ocupa el vicepresidente en el estrado del Senado y una vergüenza internacional ante la que, como pocas veces, los propios estadounidenses admiten su humillación.
La teleserie Trump aún está lejos de terminar.