Por: Héctor Tapia
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) anunció que realizará entrevistas a los precandidatos que se registraron ya sea en busca de una diputación local o encabezar en algún ayuntamiento, pero tal como está planteada, a estas alturas del partido, sólo ratifica una cosa: todo el proceso interno es una gran farsa. Me explico.
De entrada una serie de entrevistas para conocer a los perfiles, sus motivaciones, aspiraciones, o sea cual sea la metodología y planteamientos, suena interesante como un nuevo mecanismo frente a la imposibilidad de realizar un proceso selectivo vía voto de la militancia.
Sí, resulta interesante. Sin embargo, aquí vienen todos los peros, y estos llegan en función, principalmente, de que se da en un contexto en el cual ya se tiene relativa claridad de dónde le tocará encabezar en las candidaturas comunes que emprenderá en el llamado “Equipo Por Michoacán” y dónde no.
Sin embargo, de acuerdo a los documentos publicados por el mismo partido, en los listados están contemplados los registros o precandidatos tanto en ayuntamientos donde no les tocaría encabezar, así como de aspirantes para los 24 distritos locales cuando sólo les toca encabezar en 6 de 18 donde irán junto al PAN y PRI; en el 16 de Morelia irá solo; en tres participará sólo con el PRI, y en otros dos irá con el PAN.
Hay registrados para ayuntamientos como el de Lázaro Cárdenas, donde por el Equipo Por Michoacán se acordó impulsar al perfil que proponga el PRI, y en distritos donde no les toca encabezar.
Entonces, ¿cuál es la necesidad de entrevistar a todos esos perfiles que se apuntaron para municipios y distritos que no les tocará encabezar?; ¿tiene sentido?; para como se observa todo, a este momento, la respuesta es tajante: no, no lo tiene. Pareciera el intento de una gran simulación democrática, que para desgracia del partido, no todos los aspirantes se tragan.
¿Cómo pudieron librar esto de mejor manera?, o, ¿había forma de librarlo?, quizá sí, pero para ello era necesario que desde el principio hubiera claridad en los términos de la alianza electoral con el PAN y el PRI, y eso les pudo haber dado tiempo a los tres partidos para librar procesos más democráticos y no tan ríspidos para cada postulación, y tomando realmente encuentra a sus militancias. Pero, regresamos al punto: los hubieras no existen, y lo cierto es que intentan simular procesos democráticos internos y no lo son.
También hay que decir, la circunstancia derivada de la pandemia no generaba condiciones para realizar procesos internos democráticos, y esto no lo sufre solo el PRD, lo enfrentó también el PRI, que apostó prácticamente a los registros de precandidatos únicos, igual al PAN, aunque lo mismo que Morena o Fuerza Por México. A todos les tocó ajustar sus métodos para definir candidaturas. La diferencia es que no se simulan entrevistas.
Pero volvamos al PRD, la simulación alcanzó a la candidatura al gobierno del estado; se abrió una convocatoria interna y se registraron tres, uno completamente desconocido, Antonio Soto y un externo, Carlos Herrera Tello.
Obviamente al existir un convenio de candidatura común los procesos internos quedan “sin validez” más que para intentar legitimar algunas de las candidaturas; y, en este terreno, los registros de otros perfiles que no hayan sido invitados por las otras fuerzas políticas de una alianza quedan en automático excluidos.
Pero volvamos a las candidaturas a ayuntamientos y diputaciones locales donde no les toca encabezar y hay perredistas registrados según su proceso interno, ¿qué les dirán cuando lleguen?, ¿los recibirán, les darán las gracias por participar y ya?, ¿les darán una explicación?, ¿seguirán la simulación hasta el final?
Hay damnificados en el camino, bastantes, y –cierto- en todos los procesos de definición de candidaturas siempre los hay y esta no es la excepción. Pero, a diferencia de otros tiempos, quizá antes se daban el lujo de dejar ir algunos porque llegaban muchos otros, cuando eran el partido de moda. La realidad actual es otra, ya no tienen la misma rentabilidad electoral, y también lo saben.