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Alertan sobre síndrome post COVID-19 que ataca a niños

Metapolítica

Ciudad de México.- Oliver Patterson, un niño de seis años de edad, padeció los síntomas post COVID-19: su corazñon dejó de funcionar correctamente y su presión sanguínea cayó. El cuerpo del menor peleaba contra el Síndrome Inflamatorio Multisistémico Pediátrico (PIMS), causado por el coronavirus en niños, una enfermedad similar a la de Kawasaki.

El menor de origen inglés dio positivo al virus en marzo. Al cabo de tres semanas, tenía dolor de estómago, estaba letárgico y dejó de comer. Fue llevado al hospital. Los doctores pensaron que tenía amigdalitis, pero un salpullido inundó su cuerpo, cara y ojos, que se inflamaron hasta impedirle ver.

Contrario al mensaje global, los menores infectados con el coronavirus sí pueden sufrir efectos persistentes semanas o meses después de ser contagiados por el virus, a lo que se le conoce como Síndrome Agudo Post Covid (PACS), aun cuando el periodo de infección haya sido asintomático, leve o moderado.

En menor porcentaje, los infantes pueden padecer PIMS, una enfermedad grave que, si no se detecta a tiempo, los puede llevar a la muerte. El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, informó el pasado 27 de abril que hasta esa fecha, 600 menores habían fallecido a causa del virus; pero los efectos a largo plazo y el PIMS ponen a los menores en mayor riesgo.

Aún cuando no es frecuente, el PIMS es considerado una enfermedad grave que puede afectar a uno de cada 5 mil niños en el mundo que padecen COVID-19, de acuerdo con la Real Escuela de Pediatría y Salud Infantil del Reino Unido. Se comenzó a detectar durante los primeros meses de la pandemia.

Este síndrome causa complicaciones graves. Entre las señales de alerta, los contagiados presentan fiebre prolongada de dos a tres días, salpullido, dolor de estómago intenso, diarrea, desorientación, ojos y lengua roja o azulada, manchas rojas en la piel, ganglios inflamados.

Puede causar la inflamación de tejidos y órganos, como corazón, pulmones, riñones, cerebro, piel u ojos, como explica el portal de la Clínica Mayo dedicado al PIMS.

Oliver Patterson peleó por su vida. Después de diferentes medicamentos, un tratamiento con esteroides lo recuperó en 48 horas. Marley Hanley, de cinco años, no tuvo la misma suerte y casi termina en un coma inducido. Después de su tratamiento salió del peligro, pero aún tiene problemas para caminar.

Con información de Proceso

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