Por Eduardo Carmona Martínez
Enfocándome al recurso más valioso de todas las instituciones, en especial de salud, sus trabajadores, o de manera un poco más institucional, su recurso humano, inicio esta columna:
Con el inicio de la reestructuración y, de forma subsecuente, la creación del INSABI, los trabajadores de dicha dependencia pasarían a laborar en la nueva institución, anteriormente REPSS (Régimen Estatal de Protección Social en Salud) que en cristiano todos conocíamos como Seguro Popular y que a su vez, de manera escalafonada, pasarían a tener su base en dicha institución (INSABI) de manera paralela.
Por cuestión meramente institucional y respetando las formas administrativas, el gobierno federal envió recurso a los estados para que se respetara lo anterior y no existieran contratiempos, abusos, despidos o cualquier clase de felonía que sí se presentó en Michoacán.
Lo que se desencadenó y sucedió: comenzaron a surgir contratos para todo y por debajo de la mesa, como la famosa licuadora de los recursos que los gobiernos estatales utilizan para todo, menos para lo que está destinado. Los compañeros trabajadores del Seguro Popular, hoy despedidos, comenzaron a exponer dichas tropelías y la autoridad estatal inmediatamente reaccionó, accionando a terceras personas a inducir la idea de que el Seguro Popular estaba extinto, y como su estatus propio laboral es por medio de contrato, pues no pasa nada, “firmen su finiquito”, finiquito muy pero muy por debajo a lo que a derecho corresponde. Algunos ya sin derecho a una defensa laboral por aceptar ser finiquitados, teniendo algunos antigüedad de casi 13 años laborando en dicha institución de salud, muchos de ellos tuvieron que ser formalizados como anteriormente mencioné, pero por los manejos propios que ha caracterizado a esta autoridad estatal en salud, todo quedó en el aire y a los compañeros en el desamparo laboral.
Hoy siguen luchando por salvaguardar sus derechos laborales ante esta autoridad estatal mexiquense al timón de los destinos de la salud de los michoacanos.
La solución: todo tiene solución, teniendo la voluntad de hacerlo y respetando la propia normativa vigente de ley, pero sobre todo, como la que nos mandata nuestro Presidente de la Republica: NO ROBAR, NO MENTIR y NO TRAICIONAR.
Odontólogo egresado de la UMSNH. Maestro en Salud pública por la Universidad de la Habana Cuba. Profesor de la UMSNH. Exdirector del Hospital General de Puruándiro.
