Héctor Tapia
Son pocos ya los espacios donde los liderazgos que tienen el control sobre el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Michoacán podrán colocar a sus incondicionales, de dónde seguir subsistiendo económicamente.
Eso es una realidad que se advierte al interior del partido luego de la jornada electoral, y en una semana habrán de salir o habrán de dejar las posiciones que ocupan en el gobierno estatal que lidera su líder político Silvano Aureoles Conejo.
Por si fuera poco, tal pareciera que ni esa coyuntura logra ponerlos en una disposición de construir para lo que viene, y están más enfocados en pelear ciertos cargos-migajas en lugar de construir frente a los escenarios que se avecinan, en los que el partido habrá de poner a prueba incluso su permanencia en la vida pública.
De cara a esto, el primer momento que genera ya fricciones internas, que ya se venía anticipando, es por la presidencia del partido, y de manera adicional, la Secretaría General de la Dirección Ejecutiva Estatal.
De entrada, se tiene que de acuerdo con los estatutos del partido, en el articulo 21 se establece que ningún militante del partido podrá ocupar dos espacios públicos, y ante ello, el que está imposibilitado para continuar como presidente es Víctor Manríquez González, quien busca aferrarse a la responsabilidad partidaria, a pesar de que ya rindió protesta como legislador local.
Ya hay varios que han salido a respaldarle para que se sostenga como dirigente. Uno de ellos es el mismo Víctor Lenin Sánchez, lo que ha causado molestia al interior del partido del sol azteca, lo que ha anticipado traerá consigo un “juicio madre”, pero ahora contra Manríquez González si decide insistir en quedarse; es decir, está la advertencia de que se llevará a tribunales este caso para evitar, nos dicen, se violente la normativa interna del partido.
Ahora tiene el pretexto para continuar al frente de partido porque su encargo como delegado fue para el proceso electoral, cargo o responsabilidad que le confirió el mismo Jesús Zambrano Grijalva. El proceso concluye formalmente el 30 de septiembre, por lo que en consecuencia, la responsabilidad que se le confirió perdería vigencia.
Y dado que se prevé no deje la diputación local, tampoco podrá continuar ni concluir el periodo estatutario que le restaba como dirigente estatal.
La línea con la que pretende jugar en la interpretación, nos cuentan, es que ante una eventual nulidad en la gubernatura –lo que conllevaría a una elección extraordinaria–, sería llevar la interpretación al límite de que seguiría o continuaría el proceso electoral; aunque en términos reales no sea así, porque el proceso que concluye es el ordinario, y es por el cuál la validez de su nombramiento concluye; es decir, estaría imposibilitado para continuar ostentando la dirigencia.
Sin embargo, esta es sólo una de las batallas o pugnas, porque frente a esto los distintos grupos que dominan al interior del partido, fundamentalmente entre las expresiones fuertes de Foro Nuevo Sol (FNS), que advierte batallas internas por desplazar a Víctor Manríquez que, dicho sea de paso, es de origen de la mermada Alternativa Democrática Nacional (ADN).
Por el ala que es afín al Fiscal General del Estado y exsecretario de Gobierno del estado, Adrián López Solís, se busca perfilar a Octavio Ocampo para dirigir al partido, perfil en el que si bien algunos ven cierta experiencia política, no pretenden dejarle el control del partido a dicha expresión política.
En cuanto a la expresión de FNS que lidera el senador Antonio García Conejo, los perfiles que están apuntados por elevar a Manríquez González son los exdirigentes Martín García Avilés y Juan Bernardo Corona Martínez, ambos criticados al interior del partido porque uno se agenció candidaturas a sus afines llegando a romper acuerdos preliminares cuando fue dirigente en 2018, y el otro por no escuchar a las distintas expresiones internas e imponer su voluntad. Ambos perfiles con mucho rechazo, más frente al argumento que remarcan significará lo que está por venir: la refundación y redireccionamiento del partido.
En esta coyuntura también se menciona a la incondicional de Silvano Aureoles Conejo, Julieta López Bautista, extitular de Comunicación Social del gabinete silvanista, como quien pudiera entrar al quite para la presidencia de la dirección ejecutiva estatal; que aunque fue metida por afinidad al líder a las redes del partido, no es identificada por la militancia como una perredista que tenga habilidad para rescatar al partido.
Aunado a esto, no sólo tendrá que definirse la presidencia de la Dirección Ejecutiva Estatal, sino que también tiene que designarse a quien deberá asumir la Secretaría General que dejó acéfala Silvia Estrada Esquivel, tras su renuncia a su militancia en pleno proceso electoral.
Están en plena disputa por estos pocos espacios, y los vacantes que pretenden dejar algunos con la intención de despedir a personal de algunas áreas para meter o contratar a los propios, y no han visto quizá todo lo que está por venir, comenzando por el rediseño del partido que podría llegar a la discusión de si se continúa con la marca o no, si cambia de nombre o no, para buscar ser viables electoralmente hablando, sobre todo de cara a la gran elección que se vivirá el siguiente año en seis entidades federativas en la ruta por llegar lo más fuertes posibles para el 2024.
En Michoacán, cuando menos, están a una semana de que Víctor Manríquez tenga que dejar la dirigencia, para ello, los integrantes de la Dirección Ejecutiva Estatal tendrán que solicitar al Consejo Estatal del partido que convoque y dé conocimiento a la dirigencia nacional del PRD sobre el vencimiento del periodo del actual dirigente.
Para esto, la dirigencia nacional tendrá que enviar a un Delegado Electoral que dé fe y validez al Consejo Político Electivo que se tendrá que realizar en Michoacán para definir al nuevo presidente o presidenta del partido, y a quien ocupará la Secretaría General.
Todo esto lo vivirá el PRD en los próximos días. La pregunta es si están conscientes de lo que tienen en juego, que podría incidir directamente en su permanencia como alternativa política en el mapa electoral.