Metapolítica
Ciudad de México.- Según una publicación de The Guardian que reproduce La Silla Rota, el cultivo de aguacate podría tener su fin debido a los problemas de deforestación, la pérdida de biodiversidad y la escasez de agua en las comunidades que las cultivan.
A decir del diario británico, el aguacate es un alimento exótico cuya producción “se normaliza sin pensar en las consecuencias”, y comunidades donde las cultivan no cuentan con suficiente agua para lavarse y para la higiene.
Para crecer, cada aguacate requiere 320 litros de agua y “tienen una demanda global tal que se están volviendo inasequibles para las personas indígenas de las áreas en las que se cultivan”, dijo la cofundadora de la cadena de restaurantes mexicana Wahaca, Thomasina Miers, quien tiene tiempo tratando de equilibrar el impacto ambiental de la producción de aguacate con el apetito de sus clientes por el guacamole. En su lugar, ofrece una salsa inspirada en el guacamole verde, pero elaborada con habas, chile verde, lima y cilantro.
Este tipo de acciones es un indicio claro de que “partes de la industria alimentaria están comenzando a darse cuenta de la enormidad de los problemas que enfrentamos como resultado de la agricultura intensiva”, señala el profesor de política alimentaria en la Universidad de Londres, Tim Lang.
A decir de The World Economic Forum, la demanda de esta fruta genera un efecto sobre el cambio climático, puesto que, para producir aguacate, han destruido paisajes forestales con una diversa vida silvestre, y muchas otras tierras fueron quemadas intencionalmente en busca de la recalificación de tierras en favor de la agricultura comercial.
La zona actual de producción aguacatera de Michoacán ha experimentado un aumento de las temperaturas y de aguaceros impredecibles. Estudios del Campus Morelia de la Universidad Autónoma Nacional de México detectó una nueva tendencia en el estado: aumentan las sequías y las temperaturas, ya que se mantienen menos tiempo las estaciones frías, necesarias para mantener el equilibrio ambiental, y duran más las estaciones cálidas extremas, dejando cifras irregulares de lluvias y ciclones más intensos.
Esta pérdida forestal y otros cambios climáticos derivaron en una menor presencia de la mariposa monarca en Michoacán.
Diariamente se usan unos 9 mil 500 millones de litros de agua para producir aguacates –unas 3 mil 800 piscinas olímpicas–, lo que exige una extracción masiva de agua de los acuíferos de Michoacán.
Además, La Silla Rota explora un artículo titulado Violencia y capitalismo aguacatero en Michoacán, de Noria Research, en el que se revela que esta reconversión de cultivos en Michoacán trajo consigo a los grupos del crimen organizado y generó una mayor desigualdad entre la población, porque la riqueza emanada del comercio aguacatero no se distribuye entre quienes integran la producción.
Además, hace notar que en enero de 2021 publicó una noticia explicando cómo en cuatro de los seis principales municipios productores y exportadores de aguacate del mundo (Los Reyes, Peribán, Ario de Rosales y Tancítaro), desde los cuales se envía la mayor parte de esa fruta a Estados Unidos para el Super Bowl, el aguacate es resguardado por grupos de autodefensas, asediados por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
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