“Si quieres que algo se haga, encárgaselo a una persona; si quieres que algo no se haga, encárgaselo a un comité”.
—Napoleón Bonaparte
Juan José Tena García
El pasado 28 de octubre la Iniciativa de Transparencia y Anticorrupción del Tec de Monterrey dio a conocer una investigación denominada “Observatorio del Sistema Nacional y Estatal Anticorrupción”, cuyo objetivo es medir el progreso que ha tenido el Sistema Nacional Anticorrupción y los diferentes Sistemas Estatales Anticorrupción. En concreto, se evalúan tres etapas del proceso del combate a la corrupción: la investigación, sanción y recuperación de activos.
El estudio busca sentar las bases de indicadores que a lo largo del tiempo permitan crear series de datos comparables para revisar la evolución y mejoras de los sistemas anticorrupción, el cual ser consultado en la página de internet https://www.transparenciayanticorrupcion.mx/observatorio
Se solicitó información para completar 38 indicadores para evaluar a las siete autoridades que conforman los sistemas anticorrupción, tanto el nacional como de 10 entidades federativas entre ellas Michoacán, los resultados resultan poco satisfactorios por decir lo menos.
Un primer hallazgo es la falta de transparencia y acceso a la información de forma generalizada por parte de las instituciones que integran los sistemas, ninguno de los sistemas cumplió el 100% con la entrega de información de manera puntual y en datos abiertos.
Un segundo descubrimiento es la falta de atribuciones reales de los comités de participación ciudadana y su casi nula injerencia en las verdaderas tomas de decisiones en los sistemas anticorrupción, desde la minoría que representan en sus comités coordinadores hasta la negativa de entregarles información que generan las instituciones del sistema e incapacidad para obtenerla.
Otra conclusión que el estudio arroja es la fragilidad de los sistemas anticorrupción, pues se trata de un entramado legal a institucional complejo, con múltiples procesos y una variedad de actores políticos con capacidad de acelerar o paralizar su implementación, es decir, la funcionalidad de los sistemas anticorrupción depende de la todos los involucrados verdaderamente busquen su adecuada marcha.
Así, tenemos fiscalías anticorrupción que no cuentan con presupuestos claros, comisiones de selección cooptadas, comités de participación ciudadana amedrentados, auditorias superiores partidizadas, órganos de transparencia que actúan con cálculos políticos y en el mejor de los casos simplemente falta de procesos adecuados para la coordinación e intercambio de información entre todas las instituciones.
Los sistemas anticorrupción resultaron ser maquinarias que nunca se ciudadanizaron, complejas y diseñadas para fallar muy fácilmente.
Pese a las fallas que tienen los sistemas anticorrupción, lo peor que podríamos hacer es pensar en su desaparición. Debemos replantear la manera de eliminar los tramos de control que provocan su parálisis e impulsar la profesionalización de los funcionarios encargados de combatir la corrupción, alejarlos de cálculos políticos y de instituciones encabezadas por cuotas partidistas, formar verdaderas burocracias anticorrupción.
Licenciado en Derecho, Maestro en Estado de Derecho, Democracia, Acción Política y Participación Ciudadana. Especialización en Regulatory Compliance. Director Nacional del Programa de Ciudadanía Activa, Transparencia y Rendición de Cuentas de la Iniciativa Anticorrupción de la Escuela de Gobierno del Tec de Monterrey. Presidente de la Alianza por el Gobierno Abierto en el Estado de Michoacán y Coordinador de la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia de Morelia, así como expresidente del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción.
