Siempre será peligroso gobernar con pensamientos de ocasión o con principios de una estrategia política electoral y aún más peligroso será gobernar con promesas de campaña. Las campañas son una etapa que se supera cuando se obtiene una victoria electoral.
Gobernar es un tema muy distinto y mucho más serio, hay quienes hoy en día gobiernan peligrosamente con estrategias y principios de política electorera.
La enfermedad de mal gobernar tiene cura y esta consiste en leer, estudiar, aprender, rodearse de gente estadista, de asesores que tengan como prioridad el desarrollo equilibrado de una sociedad.
Mientras que los gobernantes de cualquier esfera política mantengan principios de campaña, condenan al pueblo a no crecer y a no desarrollarse.
Por eso es importante que usted, amigo lector, haga conciencia de cómo, quién y en que se basa el gobernante electo para tomar decisiones, pero también es fundamental saber quiénes lo acompañan para tomar estas decisiones.
Un gabinete de gobierno debe de tener catedráticos, deportistas, maestros educadores, médicos, profesores, amas de casa, jóvenes estudiantes, personas con capacidades físicas diferentes, filósofos, artesanos, pescadores, agricultores economistas, abogados juristas; debe de tener una pluralidad de ciencia y arte.
Usted lector se preguntará ¿por qué?, ¿por qué está condenado un dirigente al fracaso si es un líder distante de la realidad, si se es un mandatario que desconoce las necesidades sociales, si es un diplomático que hace cualquier cosa para mantener su nivel de vida, si es un político que hoy es de izquierda y mañana de derecha o hasta zurdo?
Señores, esos son los dirigentes que han perdido la ideología, el principio rector de ver por los demás antes de sí mismos, un funcionario que ha abandonado la trinchera de la preparación que se convierte en un merolico, un parlanchín de promesas de campaña.
Es tiempo de que los ciudadanos reflexionemos no solo quién gana una campaña si no de que reflexionemos quién merece ser la autoridad, que sea responsable, seria, preocupada por la sociedad y no para ganar una próxima reelección, o para saltar a un siguiente cargo, aquel que gobierna bien no necesariamente ganará una próxima elección, pero si le quedará un sabor de boca de haber desarrollado su pueblo, su cuadra, su calle, su avenida y tal vez la gracia del pueblo le dé la reelección, pero aquellos que se preocupen por gobernar con principios de campaña para reelegirse o cambiar de puesto porque condenan a sus electores, condenan a su pueblo y a su familia a una sociedad dormida.
Así es que desde el actuar del gobernante podremos saber si tendremos “candidato gobernando” o un “estadista gobernando” yo me preocupo y me ocupo para saber por quién votar, porque prefiero estadistas de mala cara gobernando, que hermosos rostros de campaña prometiendo y endeudando a la sociedad y usted, ¿cómo decide por quién votar?
Estimado lector, gracias por su tiempo. Espero que el café se haya endulzado con estas letras y que en la próxima columna podamos reír juntos y saborear un café más.
Señor Márquez.