Humberto Urquiza Martínez
Los trabajos iniciados por el INE para lograr una nueva conformación de los distritos electorales federales y locales en Michoacán se pueden convertir en una oportunidad histórica para que dicho órgano nacional logre una legitimidad ante los grupos originarios en el Estado, sector con el que tiene varios pendientes.
La conformación de los distritos federales y locales obedece a diversos criterios, sin embargo, en el caso de Michoacán, uno de los que debe convertirse en referencial es el comunitario, que se traduce en la existencia de comunidades indígenas en la población michoacana. Hay que recordar que cada distrito, por lo general, se compone de varios municipios (salvo el caso de Morelia y Uruapan, en los que cada uno se integra con cuatro y dos distritos locales, respectivamente), y cada uno de los municipios cuenta con un número determinado de ciudadanos inscritos en el listado nominal, por lo que los distritos buscan puntos de equilibrio poblacional para que todos cuenten con igualdad de población representada.
Consecuentemente, el INE tiene la oportunidad de escuchar a los diversos grupos originarios en el Estado, lo que permitirá que la realidad poblacional se imponga en la conformación de los diversos distritos electorales federales y locales, mismos que deberán de identificar plenamente la existencia de grupos originarios, con lo cual, la conformación de cada uno de esos distritos debe de ser con total respeto a los derechos humanos de los grupos originarios.
Siendo así, el foro estatal organizado por el INE con motivo de la distritación electoral en el Estado tendrá la oportunidad de reivindicar la relación y comunicación con los grupos originarios, que a su vez, permitirá que esos grupos indígenas sean escuchados por parte del INE y que la decisión de la conformación de cada distrito en el Estado, logre la mayor cercanía con la realidad social que se presenta en la entidad. Aunado a ello, se podrá destensar la relación entre el sistema de partidos y el indígena, lo que ha provocado varios hechos de conflicto social y político, por la falta de mecanismos en los que los grupos indígenas se sientan incorporados a los viejos modelos de representación política.