Por Héctor Tapia
Quienes saben de política, saben que para que las distintas fuerzas políticas puedan llegar fortalecidos a un proceso electoral tienen que comenzar a trabajar desde lo interno una vez que se cumplió con la jornada electoral inmediata pasada.
Es decir, una vez que se consiguieron los votos que se pudieron conseguir en una contienda, se debe comenzar con la fase de proyección y organización de cara al siguiente proceso electoral.
Yo sería un poco más arriesgado y agregaría que cuando las rutas políticas son tan claras, tanto de los partidos políticos como de los mismos actores interesados en participar en los procesos, se comienza a ajustar la estrategia una vez definidas las candidaturas que competirán, es decir, una visión meta electoral que va más allá de la jornada electiva, dado que muchos no compiten en las candidaturas que realmente querían ni tampoco en las condiciones aliancistas que hubieran deseado, pero se ajustan a las realidades político-electorales del momento para trabajar su ruta con una visión superior y que va más allá de una elección.
En este sentido, si bien muchos no quieren hablar de elecciones en este momento, lo cierto es que guste a o no, desde hace tiempo las estrategias se vienen armando por parte de los partidos y actores; ya hay movimientos, hay ajustes, coqueteos, se cuidan, trazan sus narrativas, las cuidan, algunos; es decir, guste o no, el proceso electoral 2024 ya está avanzando.
A nivel local sólo se renovarán alcaldías y diputaciones locales; sin embargo, la expectativa está puesta en lo federal, donde estará en juego la presidencia de la República, pero también ambas Cámaras del Congreso de la Unión, es decir, la de diputados y la de senadores.
Lo local jugará un papel fundamental para complementar los esfuerzos nacionales para impulsar a un proyecto específico a la presidencia, pero también para renovar el Congreso de la Unión; es decir, si se sacrifica lo local, muy difícilmente podrán construir o abonar a un proyecto nacional.
Es aquí que vale la pena hacer una reflexión sobre el trabajo que viene realizando cada fuerza política con representación en el estado, y cómo se viene preparando frente al gran reto que significa el 2024 para todos. Unos tienen más en juego que otros, y ninguno está actuando a la altura de las exigencias que tienen enfrente, aunque algunos cuando menos se esfuerzan o afrontan con más altura política las exigencias a su vida democrática interna.
En el estado su fuerza quedó reducida a gobernar varios municipios, y a tener cinco legisladores y legisladoras, en una fracción dividida, y unos cuantos diputados federales; uno de ellos añadido o reclutado del partido en el poder nacional.
Con todo, actualmente vive una batalla interna entre dejarse cooptar por intereses de grupo para tener el control sobre el partido, y relanzarse como una alternativa política real y recuperar parte del territorio perdido; aunque se antoja complejo, dado que se ve como un partido que ha perdido identidad y, en consecuencia, fuerza.
Pese a todo esto, sigue una ruta de intento de organización interna, de la cual pretenden salir favorecidos con tal de no desaparecer del panorama político del estado.
Está en vías de vivir su proceso interno de renovación de la su dirigencia estatal, donde varios han manifestado su claro interés por contender por esa posición directiva. Esto se ha tomado como una cuestión natural y necesaria, con los jaloneos que se generen, para revitalizar la vida interna del partido, aunque si no se operan bien las cosas y prevalecen las imposiciones, podría mermarse frente al 2024.
Del proceso interno salieron relativamente bien librados; faltará ver cómo se comportan en la ruta de renovaciones de las dirigencias municipales, pero sobre todo, de los organismos de máxima deliberación política en lo local, porque de ahí dependerá, a su vez, la postura que asumirán respecto a la política de alianzas futuras.
El Partido del Trabajo (PT) tiene dentro de sus características un mecanismo operativo y de dirección que les ha permitido tener cierta cohesión interna, una disciplina unilateral que no se rebate, pero que ha sido hasta el momento efectiva para ellos, y eso se refleja en el crecimiento constante que han tenido en la cantidad de representantes populares ganados en las urnas. Producto de la elección pasada incrementaron su cantidad de diputados locales, y la cantidad de votos también fue significativa, tanto que sin estos, el actual gobernador no hubiera ganado; perspectiva que no les gusta mucho a los morenos, y que incluso les duele reconocer.
Recientemente también ratificó su dirigencia estatal, apostó por darle continuidad al equipo político que viene al frente, a partir de los resultados políticos obtenidos en la contienda pasada.
La posición en la que quedaron, electoralmente hablando, así como la tendencia política de alianzas nacionales para el 2024, apuntan a que este partido se aliará con Morena y el PT, y ahora no sólo en la presidencial, sino de paso también en las federales y locales.
En tanto que Encuentro Solidario, que tuvo un respiro al no perder el registro local, como sí lo hizo a nivel nacional, busca reorganizarse paulatinamente en esta ruta, más con el aval de financiamiento público que comenzará a recibir al sostener su registro.
De manera preliminar, cada fuerza política tiene sus propias batallas internas, sólo no hay que perder de vista que la política de alianzas de cada partido provocará más ajustes en cada fuerza política. Algunas alianzas podrían continuar, pero hay elementos para pensar que algunas, aunque han sido cantadas, podrían no cuajar.
Sin embargo, en esta ruta por el 2024, lo que logren hacer o no cada fuerza política les mermará o favorecerá a la hora de construir dichas alianzas, aspecto donde todavía todos han tenido debilidades que no han sido solventadas.