(Parte 2)
José Irán Moreno Santos
Es una caracterización qué utiliza la ciencia política de hombres, mujeres y de fenómenos políticos-sociales para explicar y comprender formas de gobierno y actitudes que se han dado en diversos países del mundo a lo largo de nuestra historia. En mi primera entrega hablamos de la personalidad del populista; hoy abordaremos su forma de gobernar.
El gobierno encarnado en un liderazgo populista adopta que su gobierno o nueva administración restituye el poder del pueblo en el gobierno, promueve formas de participación directa cómo el referéndum, la iniciativa ciudadana, la revocación del mandato y el plebiscito bajo la idea de que estas formas de participación van a cambiar la política en beneficio del pueblo y contra las élites y los privilegiados del anterior régimen o gobierno.
Un gobierno populista también tiene una política social y económica redistributiva que en sí misma no debería ser negativa, pero se convierte en negativa cuando es sólo de gobierno y no es una política de Estado que trascienda a ese gobierno. Esta política tiene un carácter descentralizado y personalizado en el titular del Poder Ejecutivo quien decide a quién van dirigidos los montos, los apoyos, los tiempos y obviamente se entregan todos esos apoyos a nombre de su persona o de su proyecto, dejan de ser programas sociales y se convierten en programas paternales, ya que estos apoyos son monetarios o en especie a sectores muy focalizados, los cuales no están auditados y tampoco se conoce transparentemente a los beneficiarios ya que no hay evaluación o seguimiento.
Este gobierno populista también tiene enemigos fuera de sus fronteras con quién debate y los señalan de explotadores y a quién buscan culpar por actitudes llevadas a cabo en el pasado. En pocas palabras, tienen enemigos internacionales que los señala de imperialistas o de promotores de la globalización que han saqueado a su país o a su sociedad.
Impulsa una política nacionalista en términos de reindustrialización o de recuperación de empresas estratégicas, con argumentos de mejorar la calidad de los servicios y de reducir los costos para las y los ciudadanos.
Estos gobiernos pueden tender hacia la izquierda, con un discurso social de beneficiar a los más pobres, o de derecha, que también buscan beneficiar a los más pobres, pero asumiendo políticas de liberalización de las industrias nacionales de venta de empresas a privados y reduciendo los derechos sociales anteriormente adquiridos.
Como podemos observar, los gobiernos populistas son excluyentes, son clientelares, antiimperialistas o antiglobalización, son extremadamente nacionalistas o extremadamente aperturistas.
Son administraciones que argumentan beneficiar a sectores excluidos de su sociedad fuera del marco de la legalidad o por encima de las leyes, argumentando que las estructuras del gobierno el cual presiden o fueron corrompidas o están cooptadas por sus adversarios internos o externos.
Es importante dejar muy claro que para caracterizar un gobierno populista se requiere de un análisis serio y responsable de la personalidad del liderazgo y de su forma de gobierno, la trascendencia de sus actitudes y el impacto de sus políticas.
No es responsable señalar o caracterizar a un gobierno si sus políticas que está desarrollando son o no populistas, se puede advertir para que se corrija, pero no caracterizarla como un gobierno populista hasta no ver sus resultados.
Es imperativo tener claridad e información sobre el acontecer político, económico y social de nuestra sociedad, y es por eso que el curso sobre qué es el populismo que estamos impartiendo en la Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresistas es, sin duda, un aporte al análisis de la historia y también de nuestro presente y evitar que sucede en el futuro.
En la última entrega abordaremos la narrativa de un dirigente populista, un gobierno populista y su discurso.