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#EN MI OPINIÓN // Michoacán, un barco a la deriva

Arturo Hernández

Ya van varios textos dedicados a la inseguridad que vivimos en nuestro hermoso estado Michoacán. Por momentos me gustaría hablar de otros temas, pero la realidad es que no podemos hacer caso omiso a lo que pasa en el ámbito federal, estatal y municipal. Siempre lo mantuvo el célebre humanista, Manuel Gómez Morín: “Con frecuencia, la acción equivocará el camino; no importa, habrá que empezar otra vez”. No podemos ignorar que existe una significativa carencia en el tema de la seguridad por lo cual, es momento de volver a replantear un modelo que realmente contribuya a la construcción de la paz.

Vemos un sinnúmero de sucesos violentos todo el país, hechos que van fuera de una lógica de la inseguridad. Asesinatos masivos, fusilamientos, miles de personas desaparecidas, grupos de vehículos con gente armada circulando por las ciudades y los pueblos como Juan por su casa, con total impunidad.

Pero el asunto es que esto cada día se pone peor. Podemos decir con toda certeza que Michoacán es un barco a la deriva, sin destino, sin rumbo, contra corriente, con riscos a los lados y un oleaje que pone en peligro de naufragio, que lo puede llevar a hundirse para siempre.

¿Qué quiero decir?, que si hoy la situación es muy grave, estamos en la antesala de que puede empeorar. Actualmente vivimos en el estado más violento de nuestro país, con 480 homicidios en 2022 en tan solo 59 días.

Se escucha mucho la frase “implementar estrategias” o “las estrategias no están funcionando”, ¿a qué nos referimos con esto?, que si la estrategia federal es un discurso plagado de dichos como “abrazos, no balazos” o el mostrar un “pañuelito blanco” es solamente el reflejo claro de que el presidente sí está moralmente derrotado, y en consecuencia, nosotros estamos fregados. Este tipo de ocurrencias no va generar bajo ninguna circunstancia que los índices delincuenciales disminuyan mágicamente, cuando quienes pertenecen a los grupos del crimen organizado se burlan de que nadie los detiene, mientras tanto ellos están concentrados en una lucha por el mando de las regiones contra otros de la misma índole. Lo único que se va obtener de todo esto será una lucha más cruel y despiadada, con acciones más bélicas e inhumanas.

Las estrategias que podría hacer el gobierno del estado y el gobierno federal, las anuncio a continuación.

Primero, dotar de más recursos a los municipios para contratar más elementos de seguridad pública, con mayor capacitación en derechos humanos, mayor equipo de armamento y protección; más unidades como patrullas y moto patrullas, módulos de atención diversificados en los principales cuadrantes, para que se vea la presencia policial municipal, lo que conlleva la acción de prevención del delito y su inhibición, así como intensificar la proximidad social, porque recordemos que esa es la función primordial y la responsabilidad de los elementos de seguridad pública local.

La segunda acción es generar una coordinación de funcionamiento entre todos los cuerpos policiacos, como policías municipales, policía estatal, Guardia Nacional y Armada de México. Pero me refiero a algo más novedoso, no al Mando Único, el cual ya no funciona, está caduco y se insiste en su renovación. Necesitamos a todos los cuerpos policiacos haciendo sus funciones específicas, es decir, para lo que fueron creados. Es impostergable la comunicación y coordinación entre las corporaciones.

Tercero: implementar mayor seguridad estatal, que funcione como elementos de apoyos en las regiones de mayor conflicto y aumento en los índices delictivos, policías con sistemas de inteligencia, porque por hoy los ciudadanos se quejan que donde quiera hay filtros policiales en el estado, con el único propósito de extorsionarlos por causas inexistentes o que no son de su competencia. Esto se tiene que modificar e incluso sancionar. Los cuerpos policiacos deben de inspirarnos confianza y no miedo, los conocidos como retenes de seguridad deben ser para inhibir y eliminar los riesgos, no para que sirva que unos falsos elementos hagan actos de corrupción.

Cuarto: es necesario que la Guardia Nacional, y en caso de ser necesario nuestras fuerzas castrenses, combatan sin reparo y eliminen la libre actividad de los grupos delincuenciales que pone a Michoacán entre los estados más violentos del país.

Para terminar, debemos de reconocer sin ningún temor, que lo que actualmente se hace, no está funcionando o simplemente es insuficiente e ineficiente. Hoy ocupamos gobiernos conscientes y comprometidos para generar mejores condiciones de vida para México y los michoacanos. Es necesario y urgente que disminuyan los índices delincuenciales. Siendo de gran trascendencia se invierta y no se gaste en seguridad, que son dos situaciones muy diferentes: la primera es para generar resultados, la segunda es para mantener más de lo mismo.

Además, se requiere apostar fuertemente en infraestructura, generación de empleos, la educación y la cultura que funcionan como acciones de prevención y generadores de paz para construir una nueva realidad para Michoacán, en el cual, nuestro barco, se guíe por el faro del Estado de derecho y sea impulsado por el ejercicio de la autoridad.

Estamos muy a tiempo de no hundirnos; no obstante, no tenemos tiempo que perder y lograr una nueva realidad para Michoacán.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Arturo Hernández. Panista, exalcalde de Tangancícuaro y exdiputado local.

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