(Parte 2)
José Irán Moreno Santos
La actual administración define su actual política exterior como feminista, respetuosa del derecho internacional y solidaria con las naciones de América Latina y el Caribe. Muestra en el discurso una actitud de independencia, autodeterminación y cooperación para el desarrollo frente a los Estados Unidos y Canadá y habla de una mayor cooperación y colaboración con Europa y con el resto del mundo.
Estos posicionamientos que ha realizado a lo largo de estos tres años hacen ver que la política exterior de México es nacionalista y hasta cierto punto conservadora, ya que no aborda los desafíos que tenemos actualmente como parte de la región, los organismos internacionales como la ONU, el FMI o la OEA.
Ampliaré esto que menciono.
Con respecto América del Norte es muy grato escuchar que cambia el sentido de la relación con Estados Unidos y se dan por terminados acuerdos como la iniciativa Mérida y la cooperación entre la DEA y México para el combate al crimen organizado y la no portación de armas de fuego de estos agentes en territorio mexicano, incluso que reporten todas las actividades a las agencias de seguridad mexicana.
Pero todas estas acciones de acercamiento con América Latina y el Caribe y esta posición de dignidad frente a Estados Unidos no son precisamente posiciones y acciones que nos lleven a resolver los desafíos qué tenemos en nuestra región, en la relación con los Estados Unidos de Norteamérica y entendimiento igualitario con Europa y competir económica y posicionarnos políticamente frente a China.
No veo en los documentos presentados por esta administración políticas de Estado con una visión de corto, mediano o largo plazo qué nos permita vislumbrar mejores relaciones con América Latina y el Caribe Estados Unidos Canadá, Europa y China.
Afirmo lo anterior porque se hace necesario que la política exterior del Estado mexicano sea más profunda y de largo alcance y no que sólo dure los seis años de gobierno de estado ministración y con ello se repita una vez más que esta política exterior responda más a los intereses del gobierno en turno que a los intereses de la nación mexicana.
No veo una política exterior de Estado, incluyente y democrática, donde todos los actores políticos, económicos, culturales y sociales que confluyen en nuestra sociedad se vean reflejados en el quehacer internacional de nuestro país.
Con respecto a Estados Unidos, considero necesario que se definan políticas de Estado respecto a la migración mexicana ordenada y segura, reconocimiento político y atencional a las y los mexicanos en ese país, movilidad social y laboral, seguridad regional, estabilidad y gobernabilidad democrática.
Toda esta propuesta detener una política exterior de Estado no tiene más sentido que expresar la necesidad de tener una verdadera representación de nuestra nación en el exterior y buscar en la comunidad internacional beneficios comunes no solo para México, sino para la región latinoamericana y caribeña y de esta hacia para América del Norte Europa, Asia y África.