#TAN CERCA, TAN LEJOS // Visita al centro de América del Norte

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org

José Irán Moreno Santos

Del 6 al 10 de junio se celebrará la novena Cumbre de las Américas en Los Ángeles, Estados Unidos. En este encuentro se reúnen jefes de Estado y representantes de gobiernos de países del continente americano. Durante esta cumbre se comparten ideas y acuerdos de interés para los países visitantes, que van desde la salud, seguridad y política hasta temas de apoyo para comunidades vulnerables del continente como educación, economía y apoyos sociales.

Tradicionalmente, el anfitrión, en este caso Estados Unidos, se reserva el derecho a invitar a esta reunión a jefes de Estado que él pudiera considerar no representan el espíritu democrático que debería prevalecer en la región. Es así que, en algún momento, algunos de sus voceros, ha declarado que no consideraban invitar a los gobiernos de Cuba, Nicaragua y Venezuela con el argumento de que no respetan la Carta Democrática que ha sido suscrita por los países de la región. En el marco de la OEA.

Ante esta decisión aún no tomada por el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de México, particularmente el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha manifestado su no asistencia a esta reunión si no son invitados los presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Tras esta declaración, los países del Caribe que suman 16 naciones también han manifestado su no asistencia en caso de no invitar a estos tres países. El presidente de Chile ha hecho un llamado a que si es una Cumbre de las Américas deben estar todos los países del continente y ha llamado a que sean invitados, lo mismo se ha manifestado el presidente de Bolivia y el presidente de la Argentina.

¿Qué sucede si el presidente de México y una decena de jefes de Estado y de gobierno deciden no asistir a esta reunión regional? Simplemente que los trabajos que ya han emprendido las respectivas secretarías de Relaciones Exteriores de los países de la región no podrían concluir los acuerdos de cooperación en materia de salud, seguridad y apoyos a sectores vulnerables de sus países o de zonas de la región, porque pues los titulares del Poder Ejecutivo no estarían participando y quien tendría que ver en términos de mayor aportación económica que en este caso podría ser Estados Unidos y Canadá, pues no destinarían esos posibles recursos productos de los acuerdos que se podrían suscribir.

El efecto para América Latina el Caribe y México no significaría gran pérdida, ya que a pesar de los llamados del gobierno de México a que Estados Unidos aporte recursos para impulsar programas insignia como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro en Centroamérica, Estados Unidos no ha aprobado, y lo mismo podríamos hablar de otros temas de cooperación económica que tienen pendientes varios países de la región con estados.

Pero si hay un posible perdedor, si el presidente de México y algunos Jefes de Estado de la región deciden no ir, y ese perdedor es el presidente Biden y su actual administración, ya que se confirmaría lo que todos sabemos y tenemos claro, que es la pérdida de influencia y hegemonía que Estados Unidos tiene hacia para América Latina y el Caribe, y le urge mostrar que aún tiene cierta convocatoria y cierta influencia ante sus ciudadanos. Se confirma con esto que Estados Unidos ha dejado de ser el país de mayor influencia regional y esta se está trasladando a países como México, Argentina, Chile y en los próximos meses, tal vez Brasil y Colombia. Por primera vez en la historia del continente los gobiernos que hoy están en funciones y que prontamente asumirán el control de sus países estarán gobernados por sectores de izquierda que han visto en los Estados Unidos la bota y el garrote, por su influencia e incidencia en los procesos de liberación que se han dado en la región.

Los tiempos están cambiando, la correlación de fuerzas entre gobiernos progresistas y gobiernos neoliberales hoy en América Latina está inclinándose hacia los primeros y hay un sector en los Estados Unidos que no ven con agrado esta situación, porque están sosteniendo diálogos, encuentros y suscribiendo acuerdos con países como China, Rusia o la Unión Europea, y los Estados Unidos están siendo relegados. Su baja incidencia e influencia que hoy tiene la administración Biden le puede costar confianza en sus electores y se juega la posibilidad de reelección, o incluso que el próximo candidato del partido demócrata pierda las elecciones frente al candidato de los republicanos, que podría ser, y esto es lo más terrible, el expresidente Donald Trump.

Pareciera que esta actitud del gobierno mexicano tiene como objetivo disminuir a la administración de Biden y aplanarle el camino a Donald Trump, lo cual es un mal cálculo político, ya que se hace necesario una región fuerte, que permita una verdadera integración regional y que todos puedan aportar a esa misma y no tener unos Estados Unidos dirigidos por Trump que no le va a temblar la mano para volver a utilizar la bota y el garrote.

¡¡¡Aguas!!! Se está jugando el futuro de la región sólo por demostrar fuerza, músculo o incluso enemistad por concepciones ideológicas. México debería aprovechar a sus migrantes y a los migrantes de los países de la región, para buscar empoderarlos e incidir en la política norteamericana e impulsar las agendas de la región y no disputar soberanía y autodeterminación, que ya no responden a la hoy necesaria integración regional.

El viaje al centro de América del Norte es una aventura que no tenemos claro en qué va a terminar. Lo cierto es que los Estados Unidos, a pesar de no tener la influencia y la incidencia que se tenía en el pasado, es el motor de la economía regional y el principal socio comercial de México y Centroamérica. ¡¡¡Aguas!!!

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista. iran_moreno@fepesp.org