Por: José Irán Moreno Santos
El pasado sábado 26 de junio se llevó a cabo en la Ciudad de México y en varias ciudades del país la marcha del orgullo LGBTIQ+ que congrego a miles de ciudadanes, ciudadanas y ciudadanos de diferentes edades, colores de piel, credos religiosos, razas y nacionalidades.
Calles, edificios, parques y monumentos fueron adornados con el tradicional arcoíris, expresiones todas ellas de apoyo, solidaridad y reconocimiento a esta fiesta pero también de lucha por el reconocimiento de los derechos de esta gran comunidad.
Sin duda fue una gran fiesta ciudadana, dónde no solo se expresaron las diversas expresiones y preferencias sexuales, sino también la libertad qué cada individuo tiene de ejercer libremente su preferencia sexual.
Al igual que en otros años desfilaron por las principales avenidas de la ciudad de México y de diversas capitales del país carros, camiones y autobuses mostrando su orgullo y aceptación social.
Fue muy significativo observar qué empresas nacionales y extranjeras que tienen su sede en nuestro país también participaron con enormes anuncios qué se sumaban a esta colorida expresión social qué se manifestó libremente por nuestras avenidas y calles de nuestro país.
Sin embargo, observe qué a diferencia de otros años, no estaban las demandas colectivas de este sector que aún sufre homofobia, crímenes de odio, discriminación y de derechos en nuestras leyes nacionales y estatales.
Mi impresión es que se ha perdido el sentido de lucha en esta manifestación, no encontré en ninguno de los contingentes la demanda del reconocimiento a sus matrimonios, a su derecho a no ser discriminados en espacios de trabajo, a no ser asesinados por su preferencia sexual, a su derecho a la salud, a la educación, a la herencia, a la adopción a oportunidades de mejores empleos y salarios.
No se observé a lo largo de la marcha la demanda de tener autoridades capacitadas para abolir la discriminación en todas sus formas, a una justicia verdadera, a la protección jurídica y de prácticas inhumanas que reviertan está preferencia cómo son las terapias de reconversión.
Y es que hay que escribirlo, aún en nuestro país, en nuestra ciudad de México y en muchas ciudades donde se manifestaron existen problemas de no aceptación completa de esta comunidad y se le se cierran espacios para su libre expresión, su educación, trabajo digno, salarios remunerados por su preferencia, expresión física y de vestir en muchos sectores de nuestro país.
En las diversas redes sociales qué consulte, así como medios de comunicación tradicionales no leí u observé posicionamientos de los partidos políticos más importantes en nuestro país; ni la coalición opositora PRI PAN PRD fijaron posicionamiento, como tampoco la de la coalición gobernante Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo.
No leí o escuché posicionamiento o propuestas de políticas públicas qué se emprenderían para este sector por parte del gobierno federal y de los gobiernos estatales.
Lo anterior lo mencionó, porque me parece preocupante qué los principales actores políticos y el gobierno, no tengan en su agenda el hacer un diagnóstico de los avances alcanzados, de los déficits en derechos y problemáticas que vive este sector social.
Es preocupante que no se desprendan reformas legales y políticas públicas para erradicar el déficit que tenemos como Estado y como sociedad. De la misma forma es preocupante que la comunidad solo célebre y no demande, no exija, no señale y mucho menos reclamé más derechos y responsabilidades sociales y de gobierno.
Es preocupante qué no se hayan expresado estos déficits qué tenemos cómo sociedad y gobierno y que se esté en un letargo esperando que la actual administración tenga la voluntad de otorgar más derechos cuando todas todos y todes sabemos que si no es por la lucha, la movilización, el dialogo, el convencimiento y la reivindicación se pueden obtener y no como al parecer hoy tenemos qué es el retroceder o simplemente en estancarse, esto es lo lamentable.
No basta con poner mantas en los edificios partidarios, en los monumentos, oficinas gubernamentales se debe y esa es una exigencia revisar, legislar y aplicar políticas públicas de inclusión a este sector en todos los ámbitos de la vida social y no solo quedarse con lo aún logrado.
No basta con mostrar asistencia a la marcha en las redes sociales, se hace necesario tomar acciones para tener un estado de bienestar incluyente, solidario igualitario, equitativo y diverso qué nos permita tener una mejor convivencia social. unidad en la diversidad, pero también diversidad en la unidad.
Faltan muchos derechos por lograr y es con la participación social, el reclamo social la demanda social, el activismo y la consecución de estos en normas y la aplicación verdadera cómo lograremos erradicar las graves situaciones que vive esta comunidad y entonces sí marchar con orgullo.