“Si el hombre fracasa en conciliar la justicia y la libertad, fracasa en todo”
—Albert Camus
Por Rosmi Bonilla
Con la renovación de la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se abre el espacio perfecto para que se atiendan los retos en la impartición de justicia de este país.
Si bien es cierto que se requieren más de cuatro años (periodo de la nueva presidenta) para afianzar la transparencia, rendición de cuentas, innovación y, sobre todo la eficacia, también es cierto que es un buen momento para encausar al Poder Judicial hacia la Justicia Abierta.
En este espacio hemos insistido en la necesidad de que las instituciones de gobierno transiten hacia la apertura: transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana e innovación, pues el Poder Judicial no debe, bajo ninguna circunstancia, quedarse atrás.
No se trata, como hemos dicho en otros Espejo Roto, de convertir a los juzgados en asambleas en las que democráticamente se defina la sentencia de un asunto. Pero sin duda, aún estamos lejos de que los ciudadanos sintamos como nuestro al Poder Judicial.
Necesitamos, en primera instancia, que se cumpla con lo que se legisló en 2020 sobre la publicación de todas las sentencias; también que se respete el interés público que éstas representan y que se publiquen en lenguaje asequible para todos grupos de edad, nivel cultural y socioeconómico, grupos indígenas y demás grupos vulnerables.
También es necesario que, de cara a la ciudadanía, los Poderes Judiciales justifiquen claramente porqué las sentencias se concluyen en tal o cual sentido. A eso nos referimos cuando hablamos de rendición de cuentas.
En cuanto a la participación ciudadana, el establecimiento de uno o varios observatorios que evalúen la función jurisdiccional y que doten de retroalimentación a los Poderes Judiciales son un ejercicio aceptable.
Finalmente, al hablar de innovación, no sólo se trata de incorporar la tecnología y, a través de ella, reducir los tiempos procesales. Se trata de mejorar procesos (entendidos como los pasos a seguir para lograr un objetivo) que deriven en una justicia mucho más expedita.
Como se puede ver, los cuatro ejes del gobierno abierto (transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana e innovación) son perfectamente ajustables y aplicables en el Poder Judicial. Solo cuando éstos se apliquen, hablaremos de justicia abierta.