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#OPINIÓN // Al inicio del 2023

Por Mario Ensástiga Santiago

(Segunda parte)

En la primera parte de esta colaboración abordé en lo general los escenarios internacionales que considero hay que tomar en cuenta en este inicio de año, los cuales resumo en 5 puntos: 1. La invasión de Rusia a Ucrania ha impuesto varias crisis a escala mundial, la económica, alimentaria, agrícola, energética, social y de la gobernanza política en varias regiones y países; 2. La confrontación de bloques económicos y nueva configuración geopolítica mundial en proceso, encabezada principalmente por Estados Unidos y China; 3.  Tensión mundial por la posibilidad que la guerra de Rusia y Ucrania escale a otro nivel que involucre directamente a más países, y la obsolescencia de organizaciones mundiales como la ONU, la OEA y otras, creadas para garantizar la paz y la armonía mundial.

4. Incremento de los reclamos y movilizaciones ciudadanas por la escasez, carestía de alimentos y defensa de los derechos humanos, destacando el movimiento de mujeres, de grupos de LGBTI+, migrantes, ecologistas y el incipiente surgimiento de grupos neofacistas; y 5. Incremento de la confrontación entre fuerzas progresistas y de ultraderecha, notablemente  en América Latina.

Veamos ahora lo que sucede o puede suceder en nuestro continente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), informó recientemente que en el 2022 se esperaba un crecimiento de 3,2%, para el 2023 el organismo prevé un crecimiento de 1,4%, en una coyuntura sujeta a importantes restricciones tanto externas como internas. en nuestro continente aumento por sexto año consecutivo y 200 millones de personas se hallan en esta situación, seguiremos lidiando con los nefastos efectos de la pandemia del COVID-19, sus variantes conocidas y por venir.

Según la Cepal en este año los países de América Latina enfrentarán escenarios desfavorables no sólo económicos y sanitarios, se espera una desaceleración tanto del crecimiento como del comercio global, con tasas de interés más altas y menor liquidez global; todas las subregiones de Latino América tendrán menor crecimiento, de acuerdo con las nuevas proyecciones, América del Sur crecerá un 1,2% en el 2023 en comparación del 3,4% del 2022, el grupo conformado por Centroamérica y México lo hará en un 1,7% frente al 2,5% de 2022 y el Caribe crecerá un 3,1%.

Por falta de espacio y tiempo, me enfoco sólo en lo siguiente, con el reciente arribo de Lula da Silva a la presidencia de Brasil, el mapa político de América Latina vuelve a presentar un avance significativo de las fuerzas progresistas, salvo en algunos países como Ecuador, Paraguay y Uruguay; la gran contradicción y tendencia es el hecho de que las izquierdas y fuerzas progresistas ganan los gobiernos nacionales con escasos márgenes y las derechas mantienen el poder económico puesto que las estructuras económicas permanecen intactas, por otra parte las fuerzas de derechas derrotadas electoralmente y desplazadas de los gobiernos, muestran enojo y actitudes revanchistas con movilizaciones de importantes contingentes de ciudadanos, toman las calles y oficinas públicas, como sucedió en México a finales del año pasado y en Brasil al iniciar este 2023 con el golpe de estado fallido al gobierno de Lula.

Persistirá la polarización y confrontación ideológica y política entre los progresismos y las ultraderechas, incluso pueden presentarse acciones más violentas de las que ya hemos visto en el 2022, en estos nuevos escenarios de confrontación entre las fuerzas progresistas y de ultraderecha, las izquierdas han ido perdiendo terreno, las ultrderechas se ha apropiado de conceptos, discursos y relatos de lo popular, lo nacionalista y el bienestar social; las derechas han aprendido a hablarle al pueblo desde sus problemas y preocupaciones, ya no sólo se dirigen a la “gente bonita y de bien” como lo hacían hace apenas unas cuantas décadas, ya le hablan a las clases medias, los intelectuales, los deportistas, los artistas, indígenas, mujeres, a las colonias populares y comunidades rurales, algo que la izquierda en sus procesos de burocratización ha ido perdiendo poco a poco, como la mística, los valores, el compromiso y la entrega al trabajo social y político de base territorial sin que medien los recursos económicos, como lo hicieran las fuerzas democráticas y populares de los 70´s y 80´s.

La nueva oleada de gobiernos progresistas en América Latina, está caracterizada por escenarios mucho más complicados que los que vivieron en la primera oleada iniciada en 1989 con el triunfo de Hugo Chávez en Venezuela; los nuevos gobiernos de Perú, Chile, Venezuela, Bolivia, Colombia, Argentina y Brasil transitan por una coyuntura política muy difícil frente al fortalecimiento de las fuerzas de ultraderecha, en buena medida por el distanciamiento del trabajo partidario de base que se traduce en la ausencia de organizaciones sociales, sectoriales, sindicales y civiles lo suficientemente presentes y fuertes para blindar, dar respaldo y acompañamiento a los gobiernos con tendencia y visión popular, ante el constante acoso y golpeteo de las derechas y conservadurismos, estos escenarios avizoran serias dificultades para para el avance de las izquierda en las elecciones de este año en Ecuador y Argentina.

Estará presente en este 2023 el latente riesgo de reveces políticos para las fuerzas progresistas, las derechas y especialmente las ultraderechas se tornan cada vez más violentas y peligrosas, por su desapego a la ética, a la falta de respeto a la voluntad popular mayoritaria y carentes de visiones humanistas y civilizatorias; lamentablemente estos son los signos en América Latina de nuestros días, con discursos supuestamente nacionalistas, sustentables, anticomunistas y profacistas. 

Estos escenarios para el 2023 incrementarán las ya de por si dificultades de los gobiernos para dar respuesta a los problemas de las poblaciones más vulnerables y podría generar mayor inestabilidad social política, por otra parte la evidente debilidad para enfrentar el avance del crimen organizado y la incapacidad de implementar políticas públicas con un impacto significativo en la vida de la gente, especialmente en los sectores más necesitados.

Continuará el desprestigio de los sistemas políticos y defensa de la democracia, la poca credibilidad ciudadana en los gobiernos y partidos políticos, estos aspectos van más allá de América latica, pero en nuestro continente se presentan de manera más cruda, hay una tendencia que tenemos que observar si se profundiza, en relación a los “oficialismos”, líderes, partidos y gobiernos en el poder de derecha o izquierda están siendo cuestionados y derrotados, por la evidente desconexión de los políticos con las verdaderas demandas y sentires de la gente, sus intereses y acciones destinan mayor tiempo y energías a los problemas que genera la disputa del poder político y económico, de ahí que fácilmente los políticos se vean inmersos en escándalos de corrupción y vínculos con la delincuencia organizada.

Los escenarios del 2023 para América Latina no son fáciles ciertamente, sin embargo debemos esperar y apoyar desde donde podamos para que las fuerzas sociales, políticas y económicas de mayores ideales, y acciones humanitarias y democráticas puedan abrirse paso en medio de tanto lodazal.

Las opiniones emitidas por los colaboradores de Metapolítica son responsabilidad de quien las escribe y no representan una posición editorial de este medio.

Mario Ensástiga. Asesor del Gobierno de Morelia 2018-2021. Capacitador municipal y Facilitador de Cursos y Talleres del Programa de Formación Municipal del Instituto Nacional de Formación Política de Morena.

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